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martes, 7 de julio de 2009

Importante auge de negocios de China con América Latina

El Cronista

Cuando Hugo Chávez conoció a Barack Obama personalmente durante la Cumbre de las Américas en abril, el líder venezolano no pudo evitar regalarle al presidente de Estados Unidos uno de sus libros favoritos. Las venas abiertas de América Latina: Cinco siglos de saqueo de un continente, del escritor uruguayo Eduardo Galeano. Se trata de un ensayo de lectura en todas las escuelas y que cuenta la historia de un continente que durante mucho tiempo fue víctima de la explotación extranjera.

Chávez quizás le haya entregado el libro al líder equivocado. Debería habérselo regalado al premier chino dado que los lazos de China con la región se están profundizando rápidamente.

En realidad, si prospera la oferta por US$15.000 millones que presentaron las energéticas estatales chinas CNOOC y CNPC para adquirir la unidad petrolera argentina de Repsol YPF, América del Sur también será receptor de la inversión más grande que hizo China en el exterior hasta la fecha. El comercio bilateral con la región se incrementó diez veces desde 2000; el año pasado llegó a US$143.000 millones.

China es hoy el socio comercial más grande de Brasil. Adquiere casi tres cuartas partes del mineral ferroso producido por Vale, la compañía más grande del mundo en ese segmento. Ha comprado más cobre chileno que Estados Unidos y ya es un importante inversor en petróleo venezolano, aún cuando Caracas ha nacionalizado varias empresas occidentales.

Beijing formalizó esta mayor atención puesta en América latina en noviembre del año pasado. En una declaración de política, habló amigablemente de estrategias “ganar ganar” y de respeto político mutuo. A las palabras le siguieron los hechos. Acordó un mecanismo de crédito recíproco denominado swap (canje) de monedas mediante el cual el Banco Central de China está dispuesto a entregar yuanes y aceptar pesos en pago por una cifra que en tres años puede llegar a equivaler US$10.000 millones. Prometió invertir US$1.000 millones en una planta hidroeléctrica ecuatoriana y, en El Caribe, paquetes de préstamos a Jamaica y continuos créditos de comercio a Cuba.

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