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miércoles, 3 de junio de 2009

Vuelven a alzarse las fronteras


Aunque los canadienses tenían la muy fundada ilusión de que las relaciones con los estadounidenses se harían más cálidas tras la llegada del nuevo inquilino a la Casa Blanca, lo cierto es que la crisis las ha enfriado. En las fronteras de Quebec, Vermont o Derby Line, es muy normal ver numerosos controles exigiendo pasaportes y revisando vehículos.
La agradable informalidad previa a los hechos del 11-S (sólo se exigía cédula de identidad para cruzar la frontera) tuvo un rápido fin tras los atentados a las Twin Towers y ahora con la crisis parecen intensificarse. Esto ha llevado a un fuerte declive del comercio de bienes intrafronterizo que llegaba a los 1.600 millones de dólares diarios.
Los canadienses saben que una situación de relajamiento fronterizo como la existente antes del 11-S será imposible. Pero esperan que la frontera no sea una barrera que debilite el comercio entre las ciudades vecinas. Como vemos, aunque hace 20 años cayeron importantes muros, hoy vuelven a alzarse las fronteras comerciales.

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