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miércoles, 17 de septiembre de 2008

La irrupción del neoliberalismo en el Reino Unido

En 1976 asumió el poder del Reino Unido el laborista James Callaghan quien de inmediato firmó un acuerdo con el FMI para conseguir un préstamo de 7.900 millones de dólares, el más grande otorgado a un país miembro. A cambio, el gobierno se comprometió a seguir una política restriccionista, antiinflacionario y de laissez-faire. Desde ese momento, la política laborista comenzó a guiarse por los principios monetaristas neoliberales: reducción del gasto público, limitación del crédito, reducción del circulante monetario y libertad plena al mercado para asignar los recursos. El 28 de septiembre de ese año el primer ministro Callaghan dijo ante el Congreso:
“durante mucho tiempo hemos creído que cabría evitar la recesión e impulsar el nivel de empleo disminuyendo los impuestos e incrementado el gasto público. Sinceramente, debo confesar que tal opción no es defendible y que, mientras se recurrió a ella, sólo sirvió para inyectar mayores niveles de desempleo. Tal es la historia de los últimos veinte años”.

Con este hecho, Callaghan marcó el repudio a las políticas económicas que aplicaban los gobiernos occidentales desde la Segunda Guerra Mundial y desafió a las políticas keynesianas. Fue el primer golpe del Neoliberalismo que después sería profundizado por Margaret Thatcher, Reagan y Pinochet.

Ahora que el actual modelo se cae a pedazos, y donde los gobiernos deben intervenir para evitar su parálisis, ¿quien será el primero de los gobernantes en decir?:
El actual modelo económico que se ha desplegado por el mundo en los últimos 30 años ha fracasado. Lejos de llevar a una sociedad más justa y equitativa, ha incentivado el egoísmo y el lucro, ha incrementado la pobreza y la concentración de la riqueza; y lejos de provocar un crecimiento sostenido y un nivel de empleo saludable, ha condenado a dos tercios de la humanidad a la exclusión y el pauperismo social.
Esperemos -por el futuro de la humanidad- que alguien pronto se atreva.

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