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martes, 8 de julio de 2008

El trasfondo ideológico de la crisis

El neoliberalismo implantado desde fines de los años 70 a través del marco monetario de Milton Friedman convirtió al capital financiero en el eje de la actividad económica, como base de la ideología y el fundamentalismo de mercado. Y el desarrollo de las nuevas tecnologías le ha permitido al capital financiero hacer operaciones en todo el mundo, a cero costo, y en forma instantánea, moviendo mil veces más dinero que la economía real que es la que produce bienes y genera empleo. Hoy, ese capital financiero es el que tiene al mundo de rodillas y si alguien celebra que el petróleo baje 4 dólares olvida que antes de la invasión a Irak, el 2003, estaba en US$20 y ahora está por llegar a los US$150.

La locura del neoliberalismo iniciada a fines de los 70 como un proyecto netamente ideológico no sólo se encargó de privatizar todos los recursos estratégicos, sino además provocar una reducción de impuestos a los más ricos a niveles tan demenciales que en los EEUU una secretaria paga más impuestos que un multimillonario, si éste no declara ingresos. Las ganancias de las operaciones financieras son varias veces mayores a los retornos industriales, pero los bancos castigan a esta última con tasas mayores. Esta es la razón de que en todo el mundo haya desaparecido la "clase media" y que se haya producido la mayor ampliación de la brecha entre ricos y pobres. Nadie le pone el cascabel al desborde financiero que excluye y estruja, a nivel global, hasta la última gota de ganancia dejando en la sequía al resto de los sectores económicos.

Es este descontrol financiero el que tiene al mundo en el colapso. Por eso no sorprende que el epicentro de la crisis esté en el país del norte, que se acostumbró a vivir de prestado y a imprimir billetes para financiar sus déficit, apoyados por el FMI y los bancos centrales que, lejos de aportar a la economía real, contribuyeron a levantar la nefasta piramidalización financiera. .

La celebrada Teoría Cuantitativa del Dinero, ideada por David Hume en 1740 y reducida hasta el paroxismo por Friedman, llevó a la política monetaria a la mera regulación de la cantidad de dinero circulante. Tal como la ley de gases de Bernoulli (1738) establecia la velocidad y presión óptima para el normal flujo y equilibrio de los fluidos, Hume pensó que era el aumento en la cantidad de dinero la causa de la inflación. Entonces el mecanismo para bajar los precios era “apretar” la cantidad de dinero. Por cierto, hace 270 años no existían los instrumentos financieros de hoy y sobre los cuales los bancos centrales no tiene injerencia.

Las leyes de la física han estado siempre presentes en la economía. Pero mientras la física, la biología y la química han experimentado una notable evolución, la economía aún se sigue normando por leyes y conceptos de hace 270 años que lejos de hacer avanzar al planeta lo hacen cada vez más primitivo. Son las nefastas consecuencias de la ideología del mercado.

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