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miércoles, 9 de abril de 2008

Frente a otro Shock del Capitalismo


Alguien dijo que no hay capitalismo sin crisis así como no hay cristianismo sin infierno... Lo cierto es que el olor a azufre comienza a hacerse sentir en amplias zonas del planeta y el FMI ha vuelto a bajar las proyecciones de crecimiento para el año actual anunciando un nuevo shock del capitalismo. Del 5,5% previsto en octubre del año pasado a vuelto a bajar la proyección de crecimiento para este año al 3,7%, sin perjuicio de que el próximo mes vuelva a "revisar a la baja" las estimaciones. Hasta ahora, para el FMI, América Latina crecerá 4,4%; Chile 4,5%; EE.UU. 0,5%, México 2%, España 1,8%, etc.
Ya el FMI ha advertido que la crisis ha destruido 945.000 millones de dólares en seis meses y que el daño de la burbuja hipotecaria se está desplazando a las inversiones industriales y a las demandas de consumo.
El Capitalismo, en su constance proceso de engorda-destrucción, nueva engorda-nueva destrucción, está haciendo temblar a la teoría macroeconómica. Si llega a producirse una crisis tan fuerte como fue la de 1929 habrá que entrar a cuestionar toda la teoría macroeconómica y principalmente a las corrientes monetaristas que son las que ejercen el predominio ideológico en los gobiernos y bancos centrales.
En la práctica, la macroeconomía moderna que imponen los bancos centrales no hace otra cosa que manipular la tasa de interés, incrementar o disminuir la oferta monetaria de acuerdo a cierto criterio aleatorio y controlar el tipo de cambio en relación a la paridad existente con otras monedas. En el caso actual, el Banco Central no puede intervenir frente al dólar pues es el dólar el que cae y pierde su valor con respecto no solo al peso, sino también al euro, el yen, el real, el wong, la libra esterlina, etc.
Es el dólar el que se ha quedado rezagado y su obsolescencia ha puesto en jaque al modelo neoliberal. Un modelo que se ha sustentado en la desigualdad de la renta y en el excesivo crecimiento del trabajo precario y mal remunerado: la razón concreta de la crisis es que el trabajador estadounidense no pudo seguir pagando el dividendo del sueño de su "casa propia", mientras sí se ha estimulado y otorgado blindaje al capital financiero a través de las inyecciones de liquidez.
Mientras la economía global siga generando un mundo polarizado y basado en la desigualdad, con tremendas diferencias entre pequeños grupos que se llevan todos los beneficios del crecimiento y grandes sectores que no cogen nada, no habrá solución posible y estaremos cada día más cerca del infierno.

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