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viernes, 21 de marzo de 2008
PARA COMPRENDER LA CRISIS FINANCIERA
The New York Times publicó esta semana un artículo escrito por David Leonhardt que intenta explicar los orígenes de la crisis financiera que afecta a los Estados Unidos.
Según el informe, en 1998 Wall Street realizó una innovación financiera que terminó con el monopolio de los bancos en la concesión de préstamos hipotecarios. Esta situación permitió el ingreso de numerosos inversores externos que financiaban a través de la bolsa los préstamos para adquirir viviendas.
Tras la baja de tasas del período 2001-2003 el negocio se amplió y creció la oferta por los préstamos. Al mismo tiempo, muchas de las compañías encargadas de certificar la capacidad de pago del cliente adulteraban la información para que el préstamo se otorgara en forma expedita.
Uno de los factores que alentó la creación de la burbuja inmobiliaria fue el hecho bien conocido de que los precios de las casas habían crecido -y nunca bajado- desde la crisis de 1929
Pero los inversores cometieron el error de predecir el futuro mirando solo al pasado y olvidando que "siempre puede haber una primera vez”. Para el inversor que vive en la creencia de que las propiedades solo pueden subir de precio, un mal escenario no parece tan terrible: si el comprador no puede seguir pagando, se vende a otro y se recupera el dinero. Por otro lado, como las tasas de interés estaban bajísimas, decidieron maximizar el rendimiento de sus inversiones financiándolas con deuda en vez de con recursos propios:
"Se hacían apuestas de 100 millones de dólares con 1 millón en recursos propios y 99 en deuda. Si el valor de la inversión crecía hasta 101 millones, el inversor había doblado el dinero que puso de su bolsillo", dice Leonhardt.
Cuando todo iba bien el efecto multiplicador de las ganancias atraía a más inversores al juego. El problema parte cuando los compradores no pueden pagar. Aquí el efecto multiplicador se revierte: basta que esa inversión de 100 millones pierda un 1% y se convierta en 99 millones para que eso implique una pérdida del 100% de lo que puso el inversor de su bolsillo. Pérdida que aumenta cuando los valores se desploman y cuando el dólar se debilita frente al resto de las monedas,
Como vemos, la crisis se está propagando y la compra del Bear Stearns al irrisorio precio de 2 dólares la acción (cuando hace un año estaba en 169 dólares), demuestra que este juego de casino está recién comenzando.
Enlace a informe de The New York Times
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