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lunes, 25 de febrero de 2008

Los sofismas del modelo económico

En la historia de la filosofía, los sofistas eran reconocidos por utilizar un lenguaje técnico, elegante y aparentemente verdadero. Sin embargo, pronto se supo que tras la presentación retórica, muchas veces hábil para convencer a los auditorios, se encontraban graves distorsiones y transgresiones a la verdad. En otras palabras, para poder develar la verdad que hay tras los discursos es necesario detectar las distorsiones de los silogismos utilizados, pues ello es precisamente lo que significa un sofisma: la alteración premeditada de la verdad.

Son muchos los sofismas del modelo económico vigente que son necesario denunciar y dar a conocer para comprender las arenas movedizas en que nos encontramos. Estos son algunos de los postulados básicos sobre los que se levanta la teoría económica:

1. El Sofisma del Mercado Libre.

El argumento central de la teoría económica consiste en que para lograr asignar los recursos más eficientemente que en cualquier otro sistema, se requiere que exista un número ilimitado de compradores y vendedores; que la información esté perfectamente al alcance de todos y que no haya injerencia de ningún agente externo, ya sea público o privado. Y todo esto siempre y cuando el intercambio se realice entre productos homogéneos.

Hoy se ha demostrado que estas condiciones nunca se cumplen. Joan Robinson demostró que las economías modernas tienden al monopolio y lo vemos cada vez que se anuncian las temibles fusiones de empresas, generadoras de desempleo y de polarización de la riqueza. Por su parte, Joseph Stiglitz demostró que la provisión de información es asimétrica y John Nash estableció que la eficiencia no puede alcanzarse por medio de la simple competencia a menos que todos los participantes busquen un objetivo común.

2. El Sofisma de la Soberanía del Consumidor.

Para que el juego de decisiones respecto a la asignación de recursos sea óptimo, es un requisito fundamental que las personas tomen sus decisiones sin interferencia de ninguna naturaleza, es decir el consumidor es el soberano. Paradójicamente, en el modelo económico actual las técnicas de mercadeo constituyen un instrumento de dominio y control de las conciencias individuales. Es el poder de la publicidad la que incide en la toma de decisiones, por tanto la condición básica se invierte en una soberanía de los productores y no de los consumidores, distorsionando todo el sistema de formación de los precios relativos.

3. El Sofisma de la Asignación Eficiente de los Recursos.

Del postulado uno y del postulado dos se deriva éste de la Asignación eficiente de los recursos económicos. Pero si en el funcionamiento del mercado no existe plena libertad de los consumidores; si los productores alteran la homogeneidad de los bienes en su fabricación; si la información acude asimétricamente a los agentes económicos; si la atomización de los oferentes ha sido reemplazada por el monopolio y por la competencia monopolística; si, como se infiere del análisis realizado anteriormente, son constantes los vínculos e influencia de los empresarios con los gobiernos en las decisiones micro y macroeconómicas esenciales, es más que evidente que el mercado no puede funcionar conforme a los fundamentos epistemológicos de la teoría del mercado libre y, por tanto, no puede asignar los recursos eficientemente.

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