domingo, 22 de marzo de 2020

La emergencia viral y el mundo de mañana. Byung-Chul Han, el filósofo surcoreano que piensa desde Berlín

Los países asiáticos están gestionando mejor esta crisis que Occidente. Mientras allí se trabaja con datos y mascarillas, aquí se llega tarde y se levantan fronteras


Byung-Chul Han, El País

El coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. En Hong Kong, Taiwán y Singapur hay muy pocos infectados. En Taiwán se registran 108 casos y en Hong Kong 193. En Alemania, por el contrario, tras un período de tiempo mucho más breve hay ya 15.320 casos confirmados, y en España 19.980 (datos del 20 de marzo). También Corea del Sur ha superado ya la peor fase, lo mismo que Japón. Incluso China, el país de origen de la pandemia, la tiene ya bastante controlada. Pero ni en Taiwán ni en Corea se ha decretado la prohibición de salir de casa ni se han cerrado las tiendas y los restaurantes. Entre tanto ha comenzado un éxodo de asiáticos que salen de Europa. Chinos y coreanos quieren regresar a sus países, porque ahí se sienten más seguros. Los precios de los vuelos se han multiplicado. Ya apenas se pueden conseguir billetes de vuelo para China o Corea.

Europa está fracasando. Las cifras de infectados aumentan exponencialmente. Parece que Europa no puede controlar la pandemia. En Italia mueren a diario cientos de personas. Quitan los respiradores a los pacientes ancianos para ayudar a los jóvenes. Pero también cabe observar sobreactuaciones inútiles. Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco. Entre tanto también Europa ha decretado la prohibición de entrada a extranjeros: un acto totalmente absurdo en vista del hecho de que Europa es precisamente adonde nadie quiere venir. Como mucho, sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia.

Las consecuencias del neoliberalismo en la pandemia actual


Vicenç Navarro, Público

En un artículo reciente señalé elementos importantes que habían contribuido a la propagación de la epidemia –ahora pandemia– causada por el coronavirus, elementos a los que no se les había dado la visibilidad que merecían en los principales medios de información y que, de no entenderse y resolverse, crearían las condiciones para la aparición de otras epidemias, una vez esta estuviera resuelta.

Entre estos elementos apuntaba el comportamiento de las grandes empresas farmacéuticas, que sistemáticamente anteponen su objetivo de optimizar sus beneficios a otros fines, como el de prevenir y/o curar enfermedades que, al extenderse, pueden convertirse en pandemias, como ha ocurrido ahora.

La importancia de esta comercialización y la sumisión de los intereses generales a los intereses privados en sectores tan importantes para la salud y calidad de vida de las poblaciones –como lo es la sanidad (incluyendo el sector farmacéutico)– ha sido la característica del período neoliberal, iniciado a partir de los años ochenta en el mundo occidental con la amplia privatización de tales sectores vitales para el bienestar de la población.

Dichas prácticas fueron iniciadas a principios de los años ochenta por el presidente Reagan en EEUU y la primera ministra Thatcher en el Reino Unido, y continuadas más tarde en Europa por los Gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas (que hicieron suyas, estos últimos, tales políticas, como fue el caso de los Gobiernos presididos por Tony Blair en el Reino Unido, Gerard Schröder en Alemania y Zapatero –expandidas considerablemente por Rajoy– en España), convirtiéndose en la ideología hegemónica en las instituciones nacionales e internacionales (como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo y el Parlamento y la Comisión Europeos, entre otros).

sábado, 21 de marzo de 2020

Coronavirus: todo lo sólido se desvanece en el aire


Boaventura de Sousa Santos, Público

Existe un debate en las ciencias sociales sobre si la verdad y la calidad de las instituciones de una determinada sociedad se conocen mejor en situaciones de normalidad, de funcionamiento corriente, o en situaciones excepcionales, de crisis. Tal vez ambos tipos de situación induzcan igualmente al conocimiento, pero sin duda nos permiten conocer o revelar cosas diferentes. ¿Qué conocimientos potenciales se derivan de la pandemia del coronavirus?

La normalidad de la excepción. La pandemia actual no es una situación de crisis claramente opuesta a una situación de normalidad. Desde la década de 1980 (a medida que el neoliberalismo se fue imponiendo como la versión dominante del capitalismo y este se fue sometiendo cada vez más y más a la lógica del sector financiero), el mundo ha vivido en un estado permanente de crisis. Una situación doblemente anómala. Por un lado, la idea de crisis permanente es un oxímoron, ya que, en el sentido etimológico, la crisis es por naturaleza excepcional y pasajera y constituye una oportunidad para superarla y dar lugar a un estado de cosas mejor. Por otro lado, cuando la crisis es transitoria, debe ser explicada por los factores que la provocan.

Sin embargo, cuando se vuelve permanente, la crisis se convierte en la causa que explica todo lo demás. Por ejemplo, la crisis financiera permanente se utiliza para explicar los recortes en las políticas sociales (salud, educación, bienestar social) o el deterioro de las condiciones salariales. Se impide, así, preguntar por las verdaderas causas de la crisis. El objetivo de la crisis permanente es que esta no se resuelva. Ahora bien, ¿cuál es el objetivo de este objetivo? Básicamente, hay dos objetivos: legitimar la escandalosa concentración de riqueza e impedir que se tomen medidas eficaces para evitar la inminente catástrofe ecológica. Así hemos vivido durante los últimos cuarenta años. Por esta razón, la pandemia solo está empeorando una situación de crisis a la que la población mundial ha estado sometida. De ahí su peligrosidad específica. En muchos países, los servicios de salud pública estaban hace diez o veinte años mejor preparados para hacer frente a la pandemia que en la actualidad.

viernes, 20 de marzo de 2020

Hipótesis sobre el impacto de la pandemia en el mundo laboral

Según la OIT el desempleo mundial podría afectar a casi 25 millones de personas


Sergio Ferrari, Rebelión

Si el impacto de la actual pandemia en el plano de la salud mundial ya adquiere ribetes dramáticos, el COVID-19 podría aumentar el desempleo mundial en casi 25 millones de personas, superando así el efecto de la crisis financiera de 2008-2009.

Afectando de manera desproporcionada a determinados grupos más vulnerables y agravando los niveles de desigualdad. Entre los que más resentirán el impacto se encuentran las personas con trabajos menos protegidos y mal pagados, en particular jóvenes y trabajadores de cierta edad. Así como los migrantes, muy fragilizados por la falta de protección y derechos sociales; y las mujeres, mayoritarias en empleos de baja remuneración.

En un estudio/informe que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó este miércoles 18 de marzo en su sede de Ginebra, la reflexión sobre el efecto de la pandemia oscila entre la visión “prudente”, con un aumento de 5,3 millones de desempleados, hasta la “extrema”, que calcula 24,7 millones de desempleados producto de la actual situación sanitaria.

Desempleo en aumento, ingresos en caída


“El COVID-19 y el mundo del trabajo: consecuencias y respuestas”, recuerda que la crisis del 2008-2009 implicó un incremento de 22 millones de desempleados. Anticipa un aumento exponencial del subempleo, ya que las consecuencias económicas de la crisis sanitaria implicarán reducción de horas de trabajo y de los salarios. Y también proyecta enormes pérdidas de ingresos para los trabajadores.

Coronavirus: entre el peligro y la oportunidad

Los límites de un orden económico y tecnológico que profundiza las desigualdades


Ricardo Forster

La peste está entre nosotros, se acerca sigilosa e invisible transgrediendo fronteras, rompiendo en mil pedazos acuerdos de países que creían que sus protocolos híper mercantilizados iban a constituirse en la garantía de un orden económico mundial capaz de ampliar riqueza y crecimiento para unas pocas naciones favorecidas. Y que terminaron descubriendo, entre azoradas y atemorizadas, que la desigualdad que ese mismo sistema expandió por el mundo iba a devolverles, bajo la forma de un virus, la igualdad del contagio, de la fragilidad y de la muerte. Extraña paradoja de una época, la nuestra, que había naturalizado las brutales diferencias sociales, la distancia enorme entre naciones ricas y naciones pobres, que depredó continentes enteros en nombre de la civilización y el progreso, que transformó en valor sacrosanto la lógica de la rentabilidad y la reducción de todas las esferas de la vida a mercancía cuya importancia debía medirse en función de su “valor de mercado”. Igualdad ante la expansión viral que no sabe de diferencias ideológicas ni reconoce aduanas que discriminan entre ciudadanos del primer mundo y miserables indocumentados que se ahogan en el Mediterráneo. Miedo en la Italia opulenta del Norte, miedo en una barriada de migrantes napolitana, miedo en la Alemania de Merkel que comienza a revisar su “ortodoxia fiscal”, miedo en una España demasiado inclinada al consumismo, miedo en la pujante Seúl que a través del cine nos muestra la realidad de la desigualdad, miedo en los aviones abarrotados de turistas que regresan apresurados a sus países de origen antes que se cierren todas las fronteras, miedo en lujosos transatlánticos cuyos pasajeros descubren, azorados aunque conservando sus privilegios de primera clase, lo que significa convertirse en paria y que ningún puerto los acepte. El miedo nos ha vuelto más iguales y, por esas extrañas vicisitudes de la historia, nos abre la posibilidad de repensar nuestro modo de vivir. Una oportunidad en medio de la noche y la incertidumbre.

La nueva economía pos coronavirus


Alfredo Serrano Mancilla, Público

Una vez más, un nuevo suceso, esta vez la llegada del coronavirus, pone en jaque a toda la economía mundial y muy especialmente a la economía latinoamericana. El impacto de este hecho fatídico será mayor debido a que tenemos una economía mundial débil y en permanente crisis (contracción de la economía real, actividad comercial disminuida, baja productividad, endeudamiento masivo y excesiva volatilidad especulativa).

A este orden económico global, complejo y plagado de desequilibrios, es al que le toca resistir otra prueba de fuego: el coronavirus. Hoy nadie podría predecir con exactitud cuáles serán las consecuencias en la economía mundial, y particularmente en la latinoamericana. Todavía es muy pronto para ello, pero sí podemos ya aportar algunos datos para tener una primera aproximación a esta situación tan difícil.

El Instituto de Finanzas Internacionales calcula que el valor de la salida de capital registrada de las economías emergentes en los primeros 45 días de coronavirus en el mundo (mucho antes de que se propagara por la Unión Europea) es de 30.000 millones de dólares. Este valor es récord a nivel global, superando incluso lo sucedido después del crash financiero 2007-2008. Esto significa que cuando existan datos actualizados, con toda seguridad habrá una salida de capital sin precedentes de las economías emergentes que afectará -y mucho- a la economía latinoamericana.

jueves, 19 de marzo de 2020

Estados Unidos en el ojo del huracán


Rafael Poch de Feliu

El viernes la OMS declaró que el epicentro de la pandemia ya no era China, sino Europa, pero bien pronto la situación más crítica podríamos tenerla en Estados Unidos. Que Estados Unidos se sitúe en el ojo del huracán parece pulverizar la tesis, lanzada ya en febrero por el centro antiimperialista Global Research, de que el origen de la pandemia estuvo en Estados Unidos y que su gobierno la utilizaba “para poner a la economía china de rodillas”.

El ayatolla Jamenei, líder supremo de Irán, ha seguido esa estela y ha dicho que la pandemia podría ser un “ataque biológico” contra China e Irán, pero a la vista de los perjuicios que se esperan en Estados Unidos de lo que se trataría, más bien, sería de una gran chapuza y una enorme estupidez.

No es que la pandemia haya puesto a “la economía china de rodillas”, sino a la “economía” en general. Y no solo porque lo primero implique lo segundo (dado el tamaño y el papel global de la economía china), sino por la simple razón de que el único medio para controlar la epidemia es, precisamente, matar la economía.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Slavoj Zizek "el Coronavirus es un golpe letal al capitalismo para reinventar la sociedad"

Slavoj Zizek cree que el coronavirus tiene un efecto secundario positivo: propinar un fuerte golpe al modelo capitalista


El filósofo, sociólogo y crítico cultural esloveno se refirió a la pandemia -que comenzó en la localidad china de Wuhan- como un gatillante de otros aspectos de la sociedad como la histeria colectiva y el racismo. Comparándolo con un golpe propio de la cinta de Tarantino, la ‘Técnica del corazón explosivo’, Zizek analiza las repercusiones del Covid-19 a nivel político.

“La actual expansión de la epidemia de coronavirus ha detonado las epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías conspirativas paranoicas y explosiones de racismo”, comienza la columna de Slavoj Žižek publicada en RT.

“La bien fundamentada necesidad médica de establecer cuarentenas hicieron eco en las presiones ideológicas para establecer límites claros y mantener en cuarentena a los enemigos que representan una amenaza a nuestra identidad. Pero tal vez otro -y más beneficioso- virus ideológico se expandirá y tal vez nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá de la nación-estado, una sociedad que se actualice como solidaridad global y cooperación”, continuó el filósofo.

Muere el economista Alejandro Nadal


Alejandro Nadal Egea, profesor-investigador del Centro de Estudios Económicos (CEE) de El Colegio de México, abogado, economista y articulista del diario mexicano La Jornada desde hace más de dos décadas, falleció ayer, informó la institución educativa.

Estudió derecho en México y el doctorado en economía en la Universidad de París X Nanterre. También fue coordinador del Programa sobre Ciencia, Tecnología y Desarrollo y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.

En años recientes, ya jubilado como profesor de El Colegio de México, encabezó el grupo de trabajo sobre economía y medio ambiente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con un enfoque en la prohibición del comercio internacional de marfil y su relación con la pérdida de biodiversidad, un tema que abordó en varias ocasiones en La Jornada. (https://bit.ly/2WqGFgf y https://bit.ly/2Wo8S7A)

Coronavirus (Covid-19), un "Chernobyl Made in USA"?


El nuevo virus corona (Covid 19) sigue manteniendo al mundo alerta y, mientras tanto, ha encontrado un nuevo hogar. Occidente es ahora el epicentro oficial de la pandemia, y muchos países europeos hasta ahora no han estado de acuerdo sobre cómo hacer frente a la situación cada vez más precaria. Hace unas semanas, todavía había críticas negativas de Europa con respecto a la supuesta laxitud mostrada por las autoridades chinas cuando las primeras personas infectadas llegaron a los titulares.

A pesar de este supuesto mal modelo a seguir para el control de enfermedades, la UE ha mostrado una negligencia sin precedentes, lo que desafortunadamente nos ha convertido en el foco principal de virus en el mundo. Dada la rápida expansión de la pandemia en la provincia china de Hubei, y en otros países como Irán e Italia, es muy cuestionable por qué Europa no tiró del cordón antes o no lo hizo en absoluto.

En Alemania, el gobierno federal ha sido reacio a tomar medidas de contención hasta el último momento, cuando se supo que Covid-19 había cruzado nuestras fronteras nacionales hace mucho tiempo. En lugar de cancelar eventos importantes como el Carnaval en Renania del Norte-Westfalia, el estado más afectado, a tiempo para anticipar la expansión, nuestros representantes del gobierno continuaron pidiendo prudencia e incluso permitieron la entrada de ciudadanos de países en crisis.

Ahora, el Occidente liberal, con su volátil Acuerdo de Schengen, está experimentando lo que significa estar aislado. Somos demasiado tóxicos para los Estados Unidos y Turquía. Hasta nuevo aviso, ambos países han impuesto una prohibición de entrada a los ciudadanos de la Unión Europea. Otros países ciertamente seguirán este ejemplo.

martes, 17 de marzo de 2020

Esta es la investigación 'aterradora' que hizo cambiar el discurso de Trump sobre el virus


Un alarmante informe científico compilado por investigadores británicos y compartido con la Casa Blanca ha hecho cambiar el discurso de Donald Trump sobre el Coronavirus desde el negacionismo absoluto al terror total. El informe plantea que en ausencia de una acción gubernamental drástica y coordinada, el nuevo coronavirus podría matar hasta 2,2 millones de personas solo en los Estados Unidos.

La investigación (pdf), dirigida por el epidemiólogo Dr. Neil Ferguson y publicada el lunes por el Imperial College de Londres, muestra que el simple hecho de actuar para frenar en lugar de detener por completo la propagación de COVID-19 "probablemente resultaría en cientos de miles de muertes y los sistemas de salud (especialmente las unidades de cuidados intensivos) resultarían colapsados".
"Para los países capaces de lograrlo, esto deja a la supresión como la opción de política preferida", escribieron los investigadores. "En el contexto de Reino Unido y Estados Unidos, la supresión requerirá mínimamente una combinación de distanciamiento social de toda la población, aislamiento de casos en el hogar y cuarentena de los miembros de la familia en el hogar. Es posible que esto deba complementarse con el cierre de escuelas y universidades".
Los investigadores anotaron que la supresión exitosa del virus podría tomar una cantidad significativa de tiempo, "potencialmente 18 meses o más".

Apoteosis de la maldad


Atilio Boron, Rebelión

La situación de los últimos días nos ofrece un ejemplo de una perversidad pocas veces vista: en medio de una pandemia global la mayor superpotencia del planeta persiste en la aplicación de una política de bloqueo y sanciones económicas contra terceros países que impiden, o dificultan enormemente, acceder a los medicamentos necesarios para defenderse de la mortal amenaza del coronavirus.

La historia de la humanidad está signada por infinidad de episodios que desnudan la omnipresencia del mal. Caín ultimando a su hermano Abel da comienzo a esta historia desde los albores míticos de la especie humana. A lo largo de siglos y milenios los ejemplos abundan, en todas las latitudes. Ninguna sociedad se libró del mal y los sufrimientos que ocasiona. Pero la situación de los últimos días nos ofrece un ejemplo de una perversidad pocas veces vista: en medio de una pandemia global la mayor superpotencia del planeta persiste en la aplicación de una política de bloqueo y sanciones económicas contra terceros países que impiden, o dificultan enormemente, acceder a los medicamentos necesarios para defenderse de la mortal amenaza del coronavirus.

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