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domingo, 4 de febrero de 2024

1968 y 1989: las dos fechas fundamentales del Turbocapitalismo

Diego Fusaro, Posmodernia

El capitalismo supera dialécticamente las reivindicaciones antagonistas del proletariado (lucha de clases, espíritu de escisión, organizaciones partidistas, pasión revolucionaria); y lo hace anestesiando su conciencia en un sentido consumista, pero también «economicizando» el conflicto (desde los años setenta, el proletariado lucha por conseguir salarios más altos y no por superar el modo de producción, metabolizando así la ideología del capital como horizonte ineluctable). Simultáneamente, el capitalismo supera la “conciencia infeliz” burguesa. De hecho, ésta también representa, no menos que el antagonismo reivindicativo y potencialmente revolucionario del proletariado, una contradicción en el seno del capitalismo; y esto sobre todo si se considera que la burguesía: a) presenta su propia vocación universalista que puede llevarla -como en el caso de Marx- a contestar el mundo histórico capitalista en el que aún es clase dominante; y b) dispone de una esfera valorial y ética no mercadizable y, por tanto, en última instancia incompatible con los procesos de omnimercadización propios del capitalismo absoluto.

La burguesía es, en consecuencia, incompatible con el capitalismo absoluto, así como este último es, por su esencia, irreconciliable con la clase burguesa tanto en el plano inmaterial (conciencia infeliz) como en el plano material (propiedades de las clases medias). En realidad, el turbocapital presupone la inconsciencia feliz de los consumidores resilientes, posburgueses y posproletarios, y la destrucción de las bases materiales de la existencia misma de la clase media burguesa por obra del auri sacra fames de la finanza cosmopolita y sus cínicos gerifaltes. La burguesía y el proletariado, en su conflictualidad dialéctica, se habían desarrollado en el marco de la eticidad en sentido hegeliano, vale decir en el espacio real y simbólico de las «raíces» sólidas y solidarias de la vida comunitaria, ligadas a la familia y la escuela, al sindicato y al Estado nacional soberano.

lunes, 15 de enero de 2024

A cien años de su muerte: ¿podemos aprender algo de Lenin?


Miguel Salas, Sin Permiso

El 21 de enero hará cien años que falleció Vladimir Illich Ulianov, más conocido como Lenin. Uno de sus biógrafos, nada partidario de sus teorías, señaló: “el rastro que ha dejado en la historia del mundo es infinitamente más perceptible, pongamos, que el dejado por Alejandro de Macedonia, Tamerlán o Napoleón, pues él solo cambió el curso de la historia” (Robert Payne. Vida y muerte de Lenin). No fue él solo, pero si fue la cabeza de la primera revolución obrera victoriosa que demostró que otro mundo era posible. A pesar de todas las vicisitudes de la revolución rusa de 1917 sus experiencias, virtudes y errores forman parte del bagaje necesario para quienes aspiran alumbrar una nueva sociedad.

Lenin no está de moda. Las campañas en su contra han logrado que en la conciencia de muchas izquierdas aparezca como incómodo, a quien no es nada conveniente acercarse y menos reivindicarlo. Como máximo se le reconoce su lugar en la historia, como agua pasada que mejor no recordar. Él mismo escribió sobre esto: “Ocurre hoy con la doctrina de Marx lo que ha solido ocurrir en la historia repetidas veces con las doctrinas de los pensadores revolucionarios y de los jefes de las clases oprimidas en su lucha por la liberación. En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola” (El Estado y la revolución).

miércoles, 3 de enero de 2024

No desestimes a Marx: su crítica del colonialismo es más relevante que nunca

Marcello Musto, Sin Permiso

Durante las últimas dos décadas, hemos sido testigos de un resurgimiento del interés en el pensamiento y la obra de Karl Marx, autor de obras filosóficas, históricas, políticas y económicas fundamentales, y, por supuesto, del Manifiesto Comunista, que es quizás el manifiesto político más popular de la historia del mundo. Este resurgimiento se debe en gran medida a las consecuencias devastadoras del neoliberalismo en todo el mundo: niveles sin precedentes de desigualdad económica, decadencia social y descontento popular, así como a la intensificación de la degradación ambiental que acerca al planeta cada vez más a un precipicio climático, y a la incapacidad de las instituciones formales de la democracia liberal para resolver esta creciente lista de problemas sociales. Pero, ¿sigue siendo Marx relevante para el panorama socioeconómico y político que caracteriza el mundo capitalista de hoy? ¿Y qué pasa con el argumento de que Marx era eurocéntrico y tenía poco o nada que decir sobre el colonialismo?

Marcello Musto, un destacado erudito marxista y profesor de sociología en la Universidad de York en Toronto, Canadá, que ha sido parte del renacimiento del interés en Marx, sostiene en una entrevista exclusiva para Truthout con C.J. Polychroniou que Marx sigue siendo muy relevante hoy en día y desacredita la afirmación de que era eurocéntrico. En la entrevista que sigue, Musto argumenta que Marx fue, de hecho, muy crítico con el impacto del colonialismo.

martes, 16 de noviembre de 2021

El marxismo negro y el pensamiento crítico universal

El marxismo negro adaptó, complejizó y descolonizó los postulados marxistas, haciendo partir sus análisis críticos desde la experiencia histórico-social de la población negra frente al capitalismo: sus aportes son hoy por hoy insoslayables
Daniel Montañez Pico, Alainet

En 1983 el intelectual afroamericano Cedric Robinson publicó una obra titulada “Black Marxism: The Making of the Black Radical Tradition”, traducida al castellano recientemente por la editorial Traficantes de Sueños como “Marxismo negro: la formación de la tradición radical negra” (2021). Esta obra tuvo un impacto considerable sobre el debate de la intelectualidad crítica y las luchas sociales en Estados Unidos y en el mundo angloparlante, llegando en nuestros días a empezar a incidir en los debates de contextos hispanoparlantes. La hipótesis central de la obra plantea que las versiones más conocidas y dogmáticas del marxismo se han construido sobre el análisis del capitalismo desde la experiencia histórico-social de la población del norte de Europa, es decir, son versiones eurocéntricas. Frente a ello, el texto pone en valor la experiencia histórico-social de la población categorizada como “negra” durante el capitalismo como importante fuente de conocimiento para el desarrollo de una economía política crítica más compleja y atinada.

lunes, 27 de abril de 2020

Antonio Gramsci, coherencia entre el decir y el hacer

A 83 años de la muerte del filósofo italiano

Francisco Fernández Buey, El Viejo Topo

Antonio Gramsci ha sido el comunista marxista más original del período de entreguerras y, probablemente con Guevara, el más apreciado internacionalmente de los comunistas marxistas que vivieron en el siglo XX. El historiador británico Eric Hobsbawm recordaba hace unos cuantos años que, durante la década de los ochenta, Antonio Gramsci se había convertido en el pensador italiano más repetidamente citado en las publicaciones mundiales de humanidades y ciencias sociales.

Sin duda, esto último tiene una explicación. Se debe, en primer lugar, a que su biografía conmueve a toda persona sensible; y, en segundo lugar, al gran interés que despertaron en muchos países del mundo tres colecciones de escritos suyos: las intervenciones políticas y político-culturales de los años 1916 a 1926; los treinta y tres cuadernos que redactó durante el largo período carcelario al que fue condenado por el fascismo mussoliniano, conocidos como Quaderni del carcere; y al más de medio millar de cartas que envió a familiares y amigos, entre los años 1927 y 1937, desde aquellas prisiones y desde las clínicas por las que tuvo que pasar ya al final de su vida.

Pero, por otra parte, un joven europeo que quiera hoy leer a Gramsci con calma y dedicación puede encontrarse con el problema de que sus obras no estén disponibles en las principales librerías. Incluso en Italia, el país de Gramsci, ha habido paradójicamente un momento, a finales de la última década, en que no se podía encontrar en librerías la principal edición de escritos gramscianos, la edición crítica de los Quaderni del carcere preparada en la década de los setenta por Valentino Gerratana y publicada por la editorial Einaudi. Hizo falta una campaña internacional de estudiosos gramscianos para paliar esa situación. Y en otros países europeos en los que Gramsci se ha leído bastante, por ejemplo en España, tampoco es fácil encontrar hoy en día en librerías ediciones de los escritos de Gramsci.

sábado, 1 de febrero de 2020

Globalización capitalista: Una proletarización del mundo que desenmascara el pseudo "posmodernismo"


Saïd Bouamama, Bouamamas

El año 2019 estuvo marcado por movimientos populares sin precedentes durante décadas en muchos países del planeta. Desde Argelia a Sudán pasando por Líbano, Francia o Haití, estos movimientos pusieron en acción a millones de manifestantes. En el mismo año, los golpes reaccionarios y las ofensivas se multiplicaron, al igual que los intentos de explotar y secuestrar a los grandes movimientos populares. La percepción cronológica de estas luchas difundidas por los medios de comunicación nos impide hacer un balance de los desafíos comunes que significan estas movilizaciones. Del mismo modo, la importancia de una cuadrícula de lectura centrada en el euro oculta la entrada en una nueva secuencia histórica del sistema imperialista mundial y la reanudación de la iniciativa popular que lo acompaña. ¿Cómo entender este nuevo ciclo de lucha? ¿Podemos conectarlos a una base de material común? ¿Están desconectados de los discursos ideológicos dominantes?

Globalización capitalista y proletarización del mundo


Los discursos dominantes sobre "globalización" y/o "globalización" presentan esto como resultado de los avances en la ciencia y las técnicas que llevan a interacciones sin precedentes en los diferentes espacios del planeta. Según esta novela ideológica internacional, las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación habrían obsesionado a los Estados-nación, dejando obsoletas las "grandes historias" de la emancipación (socialismo, anticolonialismo, antiimperialismo, etc.) y aboliendo la lucha de clases. Tal discurso enmascara la naturaleza de esta globalización y su origen. Lejos de ser una consecuencia lógica del progreso técnico, la llamada "globalización" es el resultado de las estrategias de las grandes potencias imperialistas de la tríada (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) para la distribución del mundo.

domingo, 17 de febrero de 2019

Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas

Introducción al libro

Michael Löwy, Viento Sur

¿La religión es todavía aquel baluarte del oscurantismo y del conservadurismo que Marx y Engels denunciaron en el siglo xix? La respuesta es que sí en diversos contextos, culturas y países. Esta visión de Marx y Engels es aplicable a las corrientes integristas de las principales confesiones religiosas (cristiana, judía, musulmana, hindú) y a numerosos grupos de evangélicos y sectas. Ahora bien, la emergencia y desarrollo del cristianismo revolucionario en diversos continentes y de las teologías de la liberación en América Latina y en otras zonas del mundo ha abierto un nuevo capítulo en la historia y plantea nuevas y estimulantes cuestiones que no se pueden abordar sin renovar el análisis marxista de la religión.

Cuando se afrontan fenómenos de este tipo, hay marxistas que aplican su modelo interpretativo tradicional. Pero el compromiso de cristianos en las luchas sociales populares y su participación en diversos procesos revolucionarios desde mediados del siglo xx hasta ahora muestran claramente que es necesario elaborar un nuevo marco de interpretación desde el marxismo.

También entre los marxistas hay quienes oponen la base radical de la Iglesia y la jerarquía conservadora. Este punto puede corresponder parcialmente a la verdad, pero no es del todo acertado, dado que un gran número de obispos, especialmente en América Latina, Asia y África, son solidarios con los movimientos de liberación de los pobres. Ese compromiso les ha costado a algunos la vida. El caso más significativo es el de monseñor Oscar Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado por escuadrones de la muerte de extrema derecha.

sábado, 26 de enero de 2019

Erik Olin Wright (1947-2019)

Vivek Chibber, Viento Sur

Erik Olin Wright falleció este miércoles 23 de enero, pocos meses después de serle diagnosticada una leucemia avanzada. En los días siguientes al diagnóstico había dado los últimos retoques a su libro How to be an Anti-Capitalist for the Twenty-First Century, que se publicará a lo largo de este año.

De haber vivido, no hay duda de que este libro no sería el último. Aunque Erik tenía setenta y un años, una edad en la que los pensamientos de la mayoría de académicos se dirigen hacia la jubilación, no tenía tales intenciones. “Mi plan es seguir predicando hasta el final”, solía bromear. Todavía estaba increíblemente activo, escribiendo de forma prolífica, supervisando doctorandos, viajando y dando conferencias.

La enorme obra que nos deja abarca más de cuarenta años, pero conforma una agenda que ha quedado abruptamente interrumpida. Quienes lo conocíamos y queríamos hemos perdido a un preciado amigo. Y la izquierda, que muestra señales de renacimiento tras años de retrocesos, se ha quedado sin uno de sus intelectuales más brillantes.

La centralidad de la clase

Erik será recordado como el más importante teórico de la clase en la segunda mitad del siglo XX y como el mayor sociólogo marxista de su tiempo.

sábado, 18 de agosto de 2018

Samir Amin y la desconexión como legado histórico

Javier Suazo, Alai

Las ciencias sociales están de luto, murió Samir Amin, el destacado economista y cientista social franco-egipcio que, más que nadie, luchó por un tercer mundo y una América Latina independiente, no subordinada a los países hegemónicos centrales, empresas trasnacionales y elites económicas y financieras.

Aunque no formó parte del grupo de teóricos latinoamericanos que a finales de los años 60s y principios de los 70s elaboraron la teoría de la dependencia, caso de Marini, Dos Santos, Banbirra, Gunder Frank, lo cierto es que muchos de sus aportes complementaron y a veces superaron los planteamientos de aquellos.

Como se sabe, la teoría de la dependencia, en su versión marxista, atribuye el subdesarrollo de los países de la llamada periferia, al carácter histórico y subordinado de dependencia de sus economías de los países centrales, pero, sobre todo, a la sobreexplotación del trabajo en estos países, que posibilitan la transferencia de cuotas de plusvalía más altas. Para Amin, esto se da a escala mundial, como parte de un sistema de acumulación que reproduce un patrón de dependencia para ciertos países que los imposibilita aspirar al desarrollo o salir del subdesarrollo.

Un estudio pionero en este campo, lo es La Acumulación a Escala Mundial: Critica a la Teoría del Desarrollo, libro publicado en 1970 (francés) y en 1974 (español), donde Amin caracteriza la formación y desarrollo subordinado del capitalismo en los países periféricos, y los mecanismos de transferencia de excedente económico a los países centrales, incluyendo ajustes particulares de las cuentas externas y rol de la periferia en la economía mundial. Este trabajo se suma al de Arghiri Emmanuel “El Intercambio Desigual”, publicado en 1969 (francés) y en 1972 (español). Estas investigaciones se constituyeron en referencia obligada de economistas y demás cientistas sociales de países latinoamericanos, buscando explicar el carácter de la dependencia a escala mundial; de hecho, hoy día este carácter es global.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Marx y ‘El Capital’ en el Siglo XXI

Eddy Sanchez, Público

El 14 de septiembre se cumplen 150 años de la primera edición del Libro I de El Capital, y en ese contexto, se están desarrollando innumerables iniciativas sociales y académicas dedicadas a debatir sobre la vigencia de dicha obra, como la que va a tener lugar ese mismo día en el marco de la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM) en Madrid.

Dichas actividades han sido una constante a lo largo del año en varios países, lo que en opinión del filósofo argentino Enrique Dussel, hacen de este aniversario una de las celebraciones más importantes de 2017, junto al Centenario de la Revolución de Octubre y los 500 años de la Reforma luterana.

De la lectura y estudio de El Capital, se puede destacar lo extremo de las valoraciones que suscita, lo que nos sugiere algo acerca de la naturaleza de esta obra. El filósofo español Manuel Sacristán diferenciaba, por un lado, a los grandes autores que no pueden permitirse, por su personalidad científica, una defensa directa del capitalismo a través de un ataque grosero del libro de Marx, y por otra aquellos, que dada su posición de clase, pueden dejar de hacer una defensa indirecta de ese orden por medio de una pormenorizada justificación de la idea de la caducidad del Capital.

Como acompañando a los anteriores, continua Sacristán, “podemos encontrar a aquellos que ven en El Capital un método de estudio científico y riguroso de interpretación del pasado”, método que coincide con análisis de “futuro”, sobre la acción política de cara a la construcción de otro tipo de sociedad. Según esta visión de la obra de Marx, la conclusión es clara: El Capital ha caducado como análisis de la realidad capitalista; más cuando la ciencia económica ha conseguido formas de teoría pura –matemáticas, estadística, física- neutrales de toda intención política y programática; siendo al obra de Marx anterior a este nivel teórico, lo cual hace a El Capital obsoleto.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Como nació El Capital de Marx


Marcello Musto, Sin Permiso

La obra que, quizás más que ninguna otra, ha contribuido a cambiar el mundo en los últimos ciento cincuenta años, tuvo una gestación larga y muy difícil. Marx comenzó a escribir El Capital sólo muchos años después de comenzar sus estudios de economía política. Si ya desde 1844 había criticado la propiedad privada y el trabajo alienado de la sociedad capitalista, fue sólo después del pánico financiero de 1857 -que comenzó en Estados Unidos y luego se extendió a Europa-, cuando se sintió obligado a dejar a un lado su incesante investigación y comenzar a redactar lo que llamaba su "Economía".

La crisis, los Grundrisse y la pobreza


Con el inicio de la crisis, Marx anticipó el nacimiento de una nueva fase de convulsiones sociales y consideró que lo más urgente era proporcionar al proletariado la crítica del modo de producción capitalista, un requisito previo para superarlo. Así nacieron los Grundrisse, ocho gruesos cuadernos en los que, entre otras cosas, examinó las formaciones económicas precapitalistas y describió algunas características de la sociedad comunista, subrayando la importancia de la libertad y el desarrollo de los individuos. El movimiento revolucionario que creía que surgiría a causa de la crisis se quedó en una ilusión, y Marx no publicó sus manuscritos, consciente de hasta qué punto estaba todavía lejos del dominio total de los temas a los que se enfrentaba. La única parte publicada, después de una profunda reelaboración del "Capítulo sobre el dinero", fue la Contribución a la crítica de la economía política, un texto distribuido en 1859 y que fue revisado por una sola persona: Engels.

El proyecto de Marx era dividir su obra en seis libros. Deberían haberse dedicado a: el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asalariada, el estado, el comercio exterior y el mercado mundial. Sin embargo, cuando en 1862, como resultado de la guerra de secesión estadounidense, el New York Tribune despidió a sus colaboradores europeos, Marx -que había trabajado para el periódico estadounidense durante más de una década- y su familia volvieron a vivir en condiciones de terrible pobreza, las mismas que habían padecido durante los primeros años de su exilio en Londres. Sólo tenía la ayuda de Engels, a quien escribía: "Todos los días mi esposa me dice que preferiría yacer en la tumba con las chicas y, en verdad, no puedo culparla dadas las humillaciones y sufrimientos que estamos padeciendo, realmente indescriptibles". Su condición era tan desesperada que, en las semanas más negras, faltaba comida para las hijas y papel para escribir. También buscó empleo en una oficina de los ferrocarriles inglesa. El puesto, sin embargo, le fue negado debido a su mala letra. Por lo tanto, para hacer frente a la indigencia, la obra de Marx estuvo sujeta a grandes retrasos.

jueves, 1 de junio de 2017

El retorno de Karl Marx para entender lo que está pasando en el capitalismo avanzado

Vicenç Navarro, Público

En una de las columnas más conocidas del semanario The Economist, la columna Bagehot (a cargo de Adrian Wooldridge), se acaba de publicar un artículo en su número del 13 de mayo que sería impensable que apareciera en las páginas de cualquier revista económica de España de semejante orientación liberal a la que tiene tal semanario. En realidad, no solo en cualquier revista económica, sino en cualquiera de los mayores medios de información de este país (incluyendo Catalunya) tal tipo de artículo nunca podría haberse publicado.

Bajo el título El momento marxista, y el subtítulo Los laboristas llevan razón: Karl Marx tiene mucho que enseñar a los políticos de hoy en día, la columna Bagehot analiza el debate existente entre el dirigente del Partido Laborista del Reino Unido, el Sr. Jeremy Corbyn, y su ministro de Economía y Hacienda en la sombra, el Sr. John McDonnell, por un lado, y los dirigentes del Partido Conservador así como los rotativos conservadores Daily Telegraph y Daily Mail , por el otro. Definir tal intercambio como debate es, sin embargo, excesivamente generoso por parte de la columna Bagehot, pues la respuesta de los rotativos conservadores y de los dirigentes conservadores a los dirigentes laboristas es una burda, grosera e ignorante demonización de Marx y del marxismo, confundiendo marxismo con estalinismo, cosa que también se hace constantemente en los mayores medios de comunicación españoles, en su mayoría también de orientación conservadora o neoliberal.

Los aciertos de Marx según Bagehot, de The Economist

Una vez descartados los argumentos de la derecha británica, la columna Bagehot pasa a discutir lo que considera las grandes profecías de Karl Marx (y así las define) para entender lo que está ocurriendo hoy en el mundo capitalista desarrollado, señalando que muchas de sus predicciones han resultado ser ciertas. Entre ellas señala que:

viernes, 24 de marzo de 2017

Entrevista a Claudio Katz: América Latina, Trump y el Neoliberalismo


Javier Larraín, Correo del Alba

El año 2016 las fuerzas progresistas de la región vieron con estupor la emergencia de líderes derechistas como Macri en la Argentina y Temer en Brasil. El fortalecimiento de un bloque de países neoliberales alrededor de la Alianza Pacífico abrió el debate respecto al devenir socialista americano.

El carácter del neoliberalismo imperante y el reemergente, los límites del llamado “ciclo progresista”, los desafíos que se avecinan para los izquierdistas del continente así como la reflexión en torno a experiencias revolucionarias del último siglo, fueron algunos de los temas tratados en un diálogo sostenido, en exclusiva por Correo del Alba, con el economista e intelectual marxista argentino Claudio Katz.

¿Qué es el neoliberalismo? ¿Una ideología, una forma económica, una teoría política?

El neoliberalismo es una práctica reaccionaria o pensamiento conservador, un modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores en una marco de mayor internacionalización del capital. Desde los años 80 ha sido básicamente definido como una ofensiva del capital sobre el trabajo para recomponer la tasa de ganancia.

En mi opinión el neoliberalismo se reforzó con la caída de la Unión Soviética, la anexión de Alemania y el amoldamiento de la Unión Europea a la globalización. El año 2008 había una discusión sobre si el neoliberalismo se iba a mantener o iba a diluirse, la experiencia ha demostrado que se mantuvo, se reforzó, se profundizó, al punto que la desigualdad alcanzó niveles sin precedentes y, claramente, es el modelo que continúa operando hasta la actualidad.

martes, 22 de marzo de 2016

Piketty contra Marx

Diego Farpón, Rebelión

Escribe muchas cosas reaccionarias Thomas Piketty en su obra el capital en el siglo XXI, como corresponde a un defensor del capitalismo. Sin embargo, su obra ha tenido resonancia entre la gente de izquierdas, y recientemente en distintos portales de información crítica han vuelto a aparecer varios textos que recomiendan leer el libro de Piketty –de manera positiva, no para criticarlo y combatir el pensamiento hegemónico-.

Piketty nos dice que “el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias, que cuestionan de modo radical los valores meritocráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades democráticas. Sin embargo, existen medios para que la democracia y el interés general logren retomar el control del capitalismo y de los intereses privados, al tiempo que rechazan los repliegues proteccionistas y nacionalistas. Este libro intenta hacer propuestas en ese sentido”.

jueves, 21 de enero de 2016

La apropiación privada de la riqueza común

Manuel Guerrero Boldó, elsalmoncontracorriente.es
“Todo producto es un cebo con el que el individuo trata de atraerse lo esencial de otra persona: su dinero. Toda necesidad, real o potencial, es una debilidad que hará caer al pájaro en la trampa”
Karl Marx
Actualmente, nociones como privatización o mercantilización están cobrando un protagonismo renovado en el contexto de crisis sistémica en el que nos encontramos. Sectores como la educación, la sanidad, la vivienda y los servicios públicos, así como el ámbito militar y el gubernamental, con la frecuente práctica de la externalización o subcontratación de servicios, se ven sometidos a estas lógicas capitalistas.

El fenómeno no es nuevo, es una condición necesaria para la construcción y/o consolidación del poder de clase. Sin embargo, tal como señala David Harvey, “solemos reducir el problema de la acumulación por desposesión a la incapacidad para aplicar, poner en práctica y regular satisfactoriamente el comportamiento de los mercados” [1].

En los siglos que nos preceden, el hombre y la naturaleza pasaron a denominarse fuerza de trabajo y tierra respectivamente para ser acogidos en el mercado. Como apuntaba Karl Polanyi, el hombre ya podía comprarse y venderse universalmente a un precio llamado salario. Por su parte, el uso de la tierra comenzó a mercantilizarse con un precio llamado renta. Se creó la ficción de que la mano de obra y la tierra se producían para ser vendidas; todo ello iniciado por medios coercitivos y extralegales en un proceso enunciado por Marx como “acumulación originaria”. En éste se fundó el divorcio entre los medios de producción y los productores directos. Las tierras comunes se verían parceladas, cercadas (enclosure) y enajenadas en el mercado mediante el despojo a unos campesinos que se vieron obligados a abandonar la tierra (su medio de producción) y a vender su fuerza de trabajo por un salario en este nuevo mercado dedicado a la mano de obra.

sábado, 9 de enero de 2016

Lo que depara el capitalismo para el futuro

Manuel Yepe, WordPress

Economistas estadounidenses de diversa orientación política han estado opinando en estos días acerca del nuevo libro de Robert Reich titulado Salvando al capitalismo: para los muchos, no para los pocos, presentado en la Revista de Libros de Nueva York el 17 de diciembre de 2015.

Para Paul Krugman fue gratificante constatar la sinceridad descarnada que expresa el título de libro de Reich porque “salvar el capitalismo” implica que el capitalismo está contra las cuerdas, o sea, en peligro de extinción, “consideración en la que creo, saludo y comparto”. El marxista Zoltan Zigedy señala que Robert Reich, Paul Krugman y Joseph Stiglitz comparten altos logros en la economía académica y constituyen un triunvirato intelectual no marxista bien informando. Aunque ellos no estén de acuerdo en todo, comparten un conjunto básico de creencias en la viabilidad del capitalismo y su necesidad de reforma. No obstante es raro ver a algunos sugiriendo manifiestamente la urgencia de salvar el orden burgués.

La urgencia deriva del espectacular aumento de la desigualdad económica en los principales países capitalistas, particularmente en Estados Unidos. Krugman confiesa que la desigualdad era una cuestión que Reich y él “empezaron a tomar en serio” ya hace veinticinco años. “Pero creo que es justo decir que no tomamos en serio ese crecimiento de la desigualdad como una característica estructural del capitalismo hasta que apareció el importante trabajo de Thomas Piketty hace dos años”.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Las previsiones de Marx y la paradoja de la industrialización financiarizada de nuestro tiempo

Michael Hudson, Sin Permiso

Las observaciones que siguen fueron hechas en el World Congress on Marxism que tuvo lugar en la Escuela de Marxismo de la Universidad de Pekín el pasado 10 de octubre de 2015. La presentación formaba parte de un debate con Bertell Ollman (NYU). Me siento honrado de haber sido un Profesor Invitado permanente de la universidad más prestigiosa de China.

Cuando impartí unas conferencias en esta Escuela de Marxismo hace seis años, alguien me preguntó si Marx acertó o se equivocó. No supe cómo responder a esta pregunta entonces, habida cuenta de la complejidad de la cuestión. Pero al menos hoy me centraré en su concepción de las crisis.

Más que ningún otro economista de su siglo, Marx logró vincular los tres tipos más importantes de crisis que estaban sucediendo. Sus Teorías de la Plusvalía explicaban las dos formas principales de crisis a que habían apuntado sus predecesores, y en torno a las cuales se libraron las revoluciones burguesas de 1848. Esas crisis eran resultado de supervivencias en Europa de la época feudal de la aristocracia terrateniente y las grandes fortunas bancarias.

Financieramente, Marx apuntó a la tendencia de las deudas a crecer exponencialmente con independencia de la capacidad de pago de la economía, y aun a mayor velocidad que la economia misma. El incremento de la deuda y el crecimiento de los intereses era autónomo respecto de la dinámica del capital industrial y del trabajo asalariado en que se centraba el volumen I de El Capital. Las deudas se expanden por sí mismas, siguiendo reglas puramente matemáticas: la “magia del interés compuesto”.

Podemos ver en Norteamérica y en Europa cómo las cargas de los intereses, la recompra de acciones, el apalancamiento de las deudas y otras maniobras financieras se comen los beneficiós y previenen la inversión en plantas y equipos, derivando ingresos hacia operaciones financieras económicamente vacías. Marx llamó al capital financiero “imaginario” o “ficticio”, en la medida en que no procede del seno de la economia industrial y porque –al final— sus demandas de pago no pueden ser satisfechas. Llamó a ese incremento financiero una “forma vacía de capital.” [1] Ficticio, porque consistía en bonos, hipotecas, préstamos bancarios y otros títulos rentistas sobre los medios de producción y sobre el flujo de salarios, beneficios e inversión en capital tangible.

jueves, 22 de octubre de 2015

Marx un siglo después


Michael Löwy, Marx desde cero

El término “crisis del marxismo” es más bien un fórmula periodística que un concepto teórico; describe el hecho de que, en ciertos países capitalistas avanzados, sectores significativos de la intelligentsia de izquierda, de origen stalinista y/o maoísta, bajo el impacto simultáneo de la disidencia en la URSS y en Europa Oriental (especialmente las revelaciones de Soljenitsin en el Archipiélago Gulag) y de la crisis del maoísmo en China, han conocido una profunda desmoralización y desorientación, que se manifiesta en particular por el rechazo —a partir de mediados de los años 70— del marxismo como “doctrina totalitaria” (existen también intelectuales de origen no stalinista que han conocido una evolución similar —por ejemplo Castoriadis— pero son más bien una excepción).

No por casualidad se ha procesado esa crisis con particular intensidad en los países en los cuales el stalinismo y/o maoísmo tenía una influencia masiva entre los intelectuales: Francia e Italia (en Inglaterra, al revés, en los últimos cinco años el marxismo ha conocido un gran desarrollo desde el punto de vista social, cultural y científico). En su forma más superficial —la “nueva filosofía” y los nuevos ideólogos (arrepentidos) del antimarxismo— explotada ad nauseam por los mass–media, no es sino el reverso de la medalla stalinista: incapaces en el pasado de distinguir el marxismo de su lamentable caricatura burocrática, no hacen esos doctrinarios sino reproducir su postura anterior, pero ahora con signo valorativo invertido. Pero la inquietud y la perplejidad de amplios sectores de la ex militancia izquierdista manifiesta un fenómeno más profundo: el desafío que representa, para el marxismo, la paradoja de su transformación, en las sociedades poscapitalistas, en ideología de Estado, al servicio de un orden opresivo y explotador.

jueves, 1 de octubre de 2015

Kim Soohaeng (1943-2015): patriarca de la economía marxista en Corea del Sur


Jeong Seongjin, RedFlag.org

El profesor Kim Soohaeng, el economista marxista más conocido de Corea del Sur, murió de un ataque al corazón el 1 de agosto a la edad de 72 años. Le sobreviven su esposa y dos hijos. Más de doscientas personas asistieron a una ceremonia en memoria de Kim el 7 de agosto en la Universidad SungKongHoe, donde enseñó hasta su muerte, y sus alumnos, con activistas de las principales organizaciones progresistas coreanas, han creado la Fundación Kim Soohaeng.

Kim jugó un papel central a la hora de conseguir "derechos civiles" para el marxismo en Corea del Sur, donde había sido duramente reprimido desde la década de 1950. Kim consiguió hacer un hueco para el marxismo en el mundo académico a través de la traducción, el estudio y la enseñanza de El Capital de Marx. El logro más importante de Kim fue la traducción de los tres volúmenes de El Capital de Karl Marx al coreano. Aunque existían traducciones anteriores al coreano de El Capital de Marx, la traducción de Kim Soohaeng en 1989/90 fue la primera versión coreana completa de los tres volúmenes de El Capital de Marx que se publicó en Corea del Sur. Este fue un momento crucial para el marxismo en Corea del Sur, después de casi medio siglo de prohibición tras la Guerra de Corea. Otro estudioso, Kim Tae-gyung, había sido encarcelado por publicar una traducción del primer volumen de El Capital de Marx en 1987, bajo la anticomunista Ley de Seguridad del Estado de Corea del Sur, pero fue puesto en libertad en 1988 gracias a la presión de la sociedad civil.

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