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jueves, 28 de diciembre de 2023

Las predicciones de Hannah Arendt

Arendt consideraba que la negativa a tener en cuenta a los grupos árabes con los que la nación judía habría de coexistir inevitablemente había dado lugar a fatales desencuentros, que condenaban al futuro Estado israelí al conflicto permanente o a hipotecarse bajo la tutela de alguna potencia extranjera
Refugiados palestinos tras ser expulsados de sus hogares (1948)


Aleardo Laría Rajneri, elcohetealaluna.com

El nacionalismo orgánico como origen del problema


Hannah Arendt (1908-1975) ha sido una de las intelectuales judías más importantes del siglo XX. Sus obras, tituladas «Los orígenes del totalitarismo» (1951), «La condición humana» (1958) y «Sobre la revolución» (1963), la sitúan como una de las pensadoras más relevantes en el mundo académico occidental. Su libro más polémico, «Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal» (1961), es una muestra de su capacidad para articular un análisis independiente y provocador, en el mejor sentido de la expresión. Consideraba que la “solución final” ideada por Hitler desafiaba toda racionalidad, porque esa maldad era “banal” en el sentido de que no tenía raíces profundas y se había basado simplemente en ignorar la condición humana de los judíos. Por ese motivo, sostenía que el juicio contra Eichmann no debería haberse construido sobre la acusación de un crimen “contra el pueblo judío”, sino “contra la humanidad”. Afirmaba que el derrumbe espiritual de Europa era consecuencia de haberse plegado frente al sangriento ídolo de la raza.

martes, 4 de mayo de 2021

Hanna Arendt y la normalización del fascismo

Marga Ferré, Público

Al calor de los debates sobre la extrema derecha, decido volver a los clásicos que mejor y más seriamente han analizado el fascismo y empiezo por Hannah Arendt y su «Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal» ya que en él la filósofa no solo se interroga sobre cómo pasaron las cosas en su Alemania natal, sino, sobre todo, se pregunta por qué.

Una de las muchas lecciones para extraer de este texto tiene que ver con cómo es posible que, tras la derrota de Hitler y la victoria sobre el fascismo, en Alemania casi nadie reconociera haber apoyado el régimen nazi. Se hizo popular entonces el curioso término «emigración interior» y cito a Arendt: «…la llamada emigración interior de los alemanes. Nos referimos a la actitud de aquellos individuos que frecuentemente ocuparon cargos en el régimen nazi y que, después de la guerra, se dijeron a sí mismos, y proclamaron a los cuatro vientos, que siempre se «opusieron internamente» al régimen». Da igual que fuera verdad o no, la lección inapelable es que el silencio ante al fascismo no es neutral.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La violencia y el califato vacío

Alejandro Nadal, La Jornada

La correspondencia entre Hannah Arendt y Karl Jaspers abarca un periodo tumultuoso en la historia. Arranca en 1926, cuando está a punto de iniciarse la destrucción del orden establecido al finalizar la primera guerra mundial. Concluye en 1969, después de que ambos pensadores han sido testigos de uno de los más turbulentos, y violentos, periodos de la historia.

En una de sus cartas a su maestro y amigo Arendt señala que por sentirse llena de gratitud está dispuesta a intitular su libro sobre teorías políticas Amor Mundi (al final Arendt prefirió La condición humana). Esto sorprende porque la autora había vivido procesos hiperviolentos a lo largo de su vida: totalitarismos sangrientos, racismo, genocidios, los primeros dos bombardeos atómicos y, lo que más le llamó la atención al final de sus días, el desarrollo vertiginoso de nuevos y más poderosos instrumentos de destrucción.

Una parte de la reflexión de Hannah Arendt sobre la violencia es pertinente hoy, a unos días de los terribles ataques en París. Digo una parte porque otro segmento de su obra me parece descontextualizado (sus referencias a Frantz Fanon) o superficial (en relación con la obra de Marx). Dejamos estas dos aclaraciones de lado en lo que sigue.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Hannah Arendt, Eichmann y la banalidad del mal

A propósito de la película sobre Hannah Arendt realizada por Margareth von Trotta y ganadora del Festival de Venecia de este año, va este análisis sobre la banalidad del mal de Anibal Corti para Viento Sur

Adolf Eichmann (1906-1962) fue el máximo responsable de la logística de la así llamada "solución final" y tuvo bajo su responsabilidad directa el traslado de centenares de miles de judíos europeos a los campos de exterminio, donde muchos de ellos finalmente perecerían. Refugiado en Argentina después de la guerra, Eichmann fue secuestrado por agentes de los servicios secretos israelíes el 11 de mayo de 1960 en una localidad del conurbano bonaerense, y trasladado clandestinamente a Israel pocos días más tarde para ser juzgado por sus crímenes.

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