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sábado, 30 de diciembre de 2023

La globalización neoliberal: una nueva fe religiosa

Diego Fusaro, Euro Synergies

Según la sintaxis de Gramsci, existe una «ideología» cuando «una clase determinada logra presentar y hacer aceptar las condiciones de su existencia y de su desarrollo como clase como un principio universal, como una concepción del mundo, como una religión».

El clímax esbozado por Gramsci es totalmente pertinente si nos referimos a la ideología de la globalización como una naturaleza dada, irreversible y fisiológica (globalismus sive natura). En el contexto del Nuevo Orden Mundial posterior a 1989 y de lo que se ha definido como «el gran tablero de ajedrez», se presenta como un «principio universal», porque es aceptado indiscriminadamente en todas las partes del mundo (es lo que podríamos llamar la globalización del concepto de globalización) y, al mismo tiempo, también es asumido por los dominados, que deberían oponerse a él con la mayor firmeza. Se presenta como una verdad indiscutible y universalmente válida, a la espera de ser ratificada y aceptada en forma de adaequatio cognitiva y política.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Una respuesta a Krugman: Hay otros economistas en la sala

Jane Smiley, con un artículo en The Huffington Post critica el comentario de Paul Krugman publicado en The New York Times How Did Economists Get It So Wrong?, y reproducido en el diario El País ¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas? Hay que aclarar que los economistas que se equivocaron, son los representantes de la corriente más ortodoxa de la economía y ganadores de los premios Nobel que entrega la banca de Suecia. Muchos economistas como Keynes, Minsky, Tobin, advirtieron de los pelígros de un modelo económico de esencia fundamentalista y alejado de la realidad. La lectura de este texto de Jane Smiley aporta elementos que complementan la idea de Krugman enriqueciendo la visión que debemos tener de la Economía.

Jane Smiley
Me leí hasta la última palabra del artículo de Paul Krugman en el New York Times sobre el fracaso de la Economía como disciplina y de los economistas como grupo, y no estoy en desacuerdo con nada de lo dicho, pero entiendo que se deja en el tintero algunas de las principales cuestiones que también merecen discutirse y comprenderse para saber realmente lo que sucede en nuestro mundo.

1. Los estudiantes de especialidad británicos comprenden la naturaleza humana mejor que los economistas. Si, como Krugman dijo, el homo economicus es perfectamente racional, ¿a qué universidad fueron los tipos que acuñaron esta idea simplista, y por qué no leyeron por ejemplo, a Shakespeare, Locke, Rousseau, Hobbes, Dickens, Trollope, Proust, Zola o incluso Freud? Suponer a estas alturas que las personas son racionales en cualquier ámbito, y en particular en la consideración de su propio interés es ser dolorosa y agotadoramente ignorante. Las obras de todos estos escritores están llenas de personajes que actúan de forma irracional –que son crueles, codiciosos, egoístas, gruñones que estarían mucho mejor y vivirían una existencia más saludable si funcionaran como un actor racional. Émile Zola, en particular, dibuja la anatomía de nuestra era actual de miseria económica irracional, entre 1871 y 1893, en su serie de los Rougon-Maquart. En La jauría y El vientre de París describe los excesos más miserables. En El paraíso de las damas, relata cómo la distribuidora Amazon.com ha conducido a la ruina al librero independiente. En El dinero escribe acerca de la especulación financiera, y en El desastre lo hace sobre las guerras estúpidas en las que nos metemos. Si lees cualquiera de estos libros verás que plus ça change, plus c’est la même chose, con independencia de que los economistas sientan que están reinventando el mundo.

2. ¿Es la naturaleza humana, básicamente, buena o mala? Ningún economista puede iniciarse en su profesión sin tener en cuenta esta pregunta, y sin embargo todos parecen haberla omitido. Y todos ellos parecen pensar que la naturaleza humana es básicamente buena, de lo contrario no les sorprenderían los efectos de la desregulación. ¿Ninguno de estos chicos ha estado en Nápoles o en Moscú? ¿No ha visto nunca una película de James Cagney? Nunca puede haber una cosa llamada mercado libre, porque está en la naturaleza la tendencia a engañar, monopolizar y comprar a otros para acaparar el mercado. Esto es lo que lleva a la gente como yo a concluir que los economistas no puede ser tan bobos como parecen, nos deben estar vendiendo su basura sólo para caer bien a los tiranos. Si hay un libre mercado no regulado, entonces todo debe estar a la venta, incluida la vida, los niños, los órganos corporales, las especies en peligro de extinción, el aire que respiramos, y el planeta tierra. La idea clave es que el libre mercado pone todas estas cosas a la venta, y muy a menudo lo que el mercado libre valora muy poco (la capa de ozono, la explotación sexual de los niños), los seres humanos lo valoramos mucho. Si un economista está del lado del libre mercado, en este caso, entonces o bien es un tonto o un monstruo. O por lo menos un gran ignorante.

3. El artículo de Krugman se centra casi exclusivamente en las finanzas, y Keynes es su modelo. Pero hay en la economía hay algo más que las finanzas, y es la producción. Si usted desea saber lo que le ha pasado a la producción en EE.UU. en la última generación le sugiero que lea a Marx. Mi última lectura de Marx tuvo lugar en la clase de Estudios sociales, de la señora Ticknor, en 1962, cuando hice mi comentario de texto sobre "El Manifiesto Comunista" y mantuve a lo largo de todo él la misma falta de ortografía en la palabra bourgeois; sin embargo, nunca olvidé uno de sus análisis, y es que cuando los trabajadores ganan más dinero por su trabajo, los propietarios exportan sus fábricas a la periferia del mundo industrial a fin de mantener bajos los salarios. Este ciclo perenne significa que los trabajadores no pueden comprar lo que producen, y que el mercado para sus productos está siempre en otro lugar. Bienvenido a la carrera hacia el fondo. ¿Le preocupan a alguno de estos economistas los bienes reales, o su única idea de la actividad económica se limita a un juego de azar? Si el funcionamiento de las finanzas es lo único que tienen en cuenta, entonces por supuesto que los seducen las fórmulas matemáticas. Igual que a los tipos que apuestan y leen el Daily Racing Form. Esto último puede ser un también un trabajo para toda una vida, y más elegante si me apuran.

4. Y hablando de bienes, los economistas que se han dignado pensar en la fabricación se han resistido siempre a calcular los costes de las materias primas, calificándolos de factores externos. Por ejemplo, si llego a tu país con mi ejército, enormemente caro, y robo, o lo intento, el petróleo con el fin de convertirlo en gasolina y lanzar cada vez más contaminación de todo tipo a la atmósfera, entonces el costo de la guerra (en vidas, dinero y daños sociales y ambientales), el costo moral del robo a otros de un recurso, y el costo final para el planeta y los seres vivos del calentamiento global no entrarán, de acuerdo con la Economía, en el cálculo de los factores de coste del petróleo, porque esas cosas son factores externos y se consideran gratuitos. Bien, son gratuitos para los accionistas de Exxon pero no para el planeta. Se podría pensar que los economistas, como seres humanos, miran de vez en cuando a su alrededor y dicen “Caramba, algo externo está pasando." Pero no parece que lo hagan.

5. ¿Quién paga a estos tipos? Uno de los efectos profundos de la Economía de nuestros días es que los poseedores del dinero y el poder han abrazado una filosofía basada en la falta de sentimiento de culpa, en la ausencia de externalidades y en la idea de que al final todo irá bien, con la cual justifican sus propias y nefastas obras. Y los economistas, en su mayor parte, se han subido al carro. ¿El Aspen Institute? Ahí voy. ¿La Hoover Institution? No está en Kiev, ¿verdad? Oh, cierto, está en Palo Alto, California. Las palmaditas recíprocas en la espalda, la admiración mutua, y el forrarse los bolsillos de estos economistas y sus amigos bien colocados no tienen fin y son destructivos: el asunto se llama corrupción. Naomi Klein ha dado algunos notables ejemplos en La doctrina del shock. Pero no le digas a Alan Greenspan que no es más que una muestra de parásito corrupto de los que se deslizan por los más alfombrados salones: él está convencido de que es un intelectual. A menos y hasta que estos economistas miren dentro de sí mismos (¿tendrán un dentro de sí?) y comprendan la destrucción que han causado, seguirán vendiéndole a un público ávido (la clase dominante) que todo está bien, o pronto lo estará, o debería estar, o... lo que sea. Lo que ha creado esta confusión es una arrogante actitud de “aquí no pasa nada” al más alto nivel, y mientras siga siendo provechosa no hay esperanza para el resto de nosotros.

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Jane Smiley es novelista y comentarista estadounidense, ganadora del Premio Pulitzer en 1992 con la novela A thousand acres.

Este artículo fue traducido para Rebelión por S. Seguí. S. Seguí es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.

Fuente original: http://www.huffingtonpost.com

viernes, 6 de marzo de 2009

La economía y la Torre de Babel


Uno de los problemas actuales de las ciencias en general y de la economía en particular reside en el elevado nivel de especialización, lo que conlleva que los artículos y contribuciones de los especialistas en los diferentes campos, sean ininteligibles para los del resto.

En general a la mayoría de las situaciones, opiniones y metodologías se les puede asociar elementos positivos y negativos. La cuna del saber occidental se encuentra en Grecia, los sabios de la antigüedad dominaban por lo general todo el saber conocido, como culminación y ejemplo más paradigmático podemos citar a Aristóteles. Conforme la cantidad y complejidad del conocimiento fue incrementándose, resultaba virtualmente imposible para una persona ser un experto en todas las disciplinas, comenzándose a establecer diferentes campos de estudio con características diferenciadoras ya fuera en su objeto material (lo que estudian), o en su objeto formal (como lo estudian), así como especialistas que se dedicaban en exclusividad a cada uno de los campos de estudio.

Seguir leyendo este artículo em el blog de Eduardo Esteve Economía y Actualidad

lunes, 5 de enero de 2009

Fundamentalism and realism in Economy



To 79 years of crack of the 24 of October of 1929, the present debate of economic science has shown the deep division between realists and fundamentalists as formerly it were it the debate between keynesian and monetaristas, been account that the Keynes was essentially monetarista (of there the title of its work: The General Theory of the Employment, Interest and Money) as they showed Clower and Leijonhufvud in years 60s.

The economic fundamentalism implanted by the neoliberal doctrine from principles of the 80 it has been contradicted with the present financial crisis that it has to the world surrounded in an ancestral psychological fear. Beyond the speculative bubble of the Dow Jones from aims of the 90s to the last year (that took it to a sobrevalue of more than 14 thousand points and must be sincerar around the 7,000) fundamentalists they have appealed to the unshakeable faith in the models to the point that if an observation does not fit in the context, must be excluded from the analysis because “the markets are perfect”. For the fundamentalists the crises do not exist because they are attributed “to market faults”. And its answer to solve the faults of the market is “with more market”. For the fundamentalists the one is the man that must adapt to the necessities of the economic system and not the economic model the one that must adapt to the human necessities.

The exposition of Adam Smith was a progressive model for its time. It’s proposal looked for to put in front to the hobbsiana thesis of homo homini lupus where the collapse of the humanity was inevitable without the presence of a protected regulator Leviathan in the force of the Law. The thesis of Smith was to reveal the collaboration and proactive impulses of the man (taken of David Hume) and to show that this one far from looking for its extermination looks for to develop the progress. This long ago more patent in the Theory of the moral feelings where Smith plays with harmony balance of the social invisible hand suggested by Mandeville and Newton. For that reason The Wealth of Nations marks the beginning of economic science, understood like a theory that it looks for to explain the growth and the social progress.

Smith was a liberal progressive in all the line. For that reason it does not have anything to do with the Neoliberalism the Friedman who makes of the market “only that matters”, in the this sense thesis of Friedman were questioned and its “intellectually corrupt” exposition, as it indicates Paul Krugman, is just beginning to be revealed. The market fundamentalism is what on the brink of madness has to the world in this present collapse and the global paralysis. Because the markets are not divine justice, but rather the force angry and destroyer of the nature. What we are seeing every day, perplex, is the fury of the market, ideologized by the fundamentalist currents of the free capital.

James Tobin, in his critic to Monetary Frame of Friedman (The Monetary Interpretation of History), of 1965, indicates the easy thing that he was to pass of the phrase “the money matters” to “the money is the unique thing that matters”. And this is what Friedman in his fundamentalist absolutism did: “the money is the unique thing that matters”, and made of the monetary policy and the control of the inflation the axis of the action of the central banks, closing the way to other preoccupations like the growth, the employ, the total use or the distribution of the entrance.

Tobin, in one more a “realistic” line, raised the necessity to dissuade the practices of financial speculation with a tax that increased in price it, to be able to develop to policies oriented to the total use and the growth of the real economy. However, the “Tobin rate” gradually was left by the governments and central banks and the capital flows freely circulated and at the speed of the light around all the planet looking for the differential of easy gain that it inflated the bubble that today falls resoundingly like a controlled demolition.

The realists of the economy have been more conscientious of the limits of the models and they are quick to settle contrastables decisions of economic policy with the direct experience, of in case complex. The neoliberal medicine far from solving the problems of the humanity as Friedman promised to it (the hunger, unemployment, the inequality), has created a polarized and unequal world more. It is clear that the patient must be put under a different treatment.

The basic prescription of the fundamentalists of the market was “to stabilize, to liberalize, to privatize” applying the prescription not to generate an increase maintained of the prices. Thus it was as the inflation were reduced remarkably to global level in years 90. But this also was consequence of the high temporary gains produced by the privatizations.

The fundamentalist models of the call “positive economy” and its estocastics dynamics of the general balance cannot explain the present crisis. This is the alert call that their models are incomplete and must be completed by economists who do not follow table-strickles the orthodox theoretical recipe book. It is necessary to return to direct to the economy towards the total use and this time with a growth model that bets by the conservation of the planet, the quality of life and environment. The easy gain to the Wall Street, does not go more.

Note: This post was originally published in El Blog Salmon. See the original version in Spanish.
Nota: Este texto fue publicado originalmente en El Blog Salmón. Vea la versión original aquí.

Image | Daquella manera

lunes, 13 de octubre de 2008

Economistas contra Obama o "fundamentalistas" versus "realistas"

El candidato republicano John McCain ha publicado una declaración firmada por cien economistas para desacreditar las propuestas económicas de Barack Obama. Entre los firmantes se incluyen los premios Nobel Gary Becker, James Buchanan, Robert Mundell, Edward Prescott y Vernon Smith. Firman también Robert Barro, Martin Feldstein, Allan Meltzer, Michael Porter, Kenneth Rogoff y George Shultz, entre otros.

En su declaración argumentan que la propuesta de Obama de elevar los tipos impositivos y aumentar el proteccionismo es errónea y su ejecución puede "arrojar a los EEUU en una profunda recesión". (¿?)

El debate sobre la crisis que vive el planeta está poniendo de manifiesto la profunda división entre realistas y fundamentalistas de la economía. Mientras los primeros señalan la necesidad de crear mecanismos de supervisión, los fundamentalistas tienen una fe inquebrantable en los modelos y supeditan la creación de políticas a éstos. Si una observación no encaja en el modelo, los fundamentalistas señalan que ésta debe ser excluida de consideración mientras los realistas sostienen que es el modelo el que debe ser mejorado para tomar buenas decisiones de política.

viernes, 11 de julio de 2008

Atrapados en el fundamentalismo ideológico del neoliberalismo

Lo que la ortodoxia neoliberal se niega a aceptar es que la implantación del modelo económico a modo de fundamentalismo ideológico, como la única alternativa posible en el mundo, está haciendo retroceder a la economía mundial en 30 años con la grave diferencia que la desigualdad, exclusión, pobreza y miseria se ha multiplicado veinte veces desde entonces.

Si en los años 70 vivíamos atormentados por las dictaduras, la persecución, el atropello a los derechos humanos, las torturas y la muerte, hoy estamos atrapados por este fundamentalismo ideológico dominante que aplica la política económica como una mordaza y una guillotina al desarrollo social.

La idea de que los mercados se autorregulan, que existe una mano invisible que asigna de la manera más eficiente y equitativa los recursos, está en la base de un modelo que vuelve a mostrar su inconsistencia; esta vez con el riesgo de poner en peligro la estabilidad mundial.

La espiral inflacionaria se ha desatado en todo el mundo a los niveles de hace diez o quince años y no presenta síntomas que den cuenta de un retroceso en el futuro cercano manteniendo en ascuas la estabilidad del planeta. El petróleo se acerca a los 150 dólares el barril de 159 litros (siete veces más que su valor en 2003), y nada podrá evitar que llegue a los 200 dólares a fin de año. Y si a esto agregamos el plan de Bush de atacar Irán antes de las elecciones de noviembre, tenemos la guinda de la torta.

Las problemas que vive el mundo no se resuelven elevando la tasa de interés (como dicta el precepto dogmático para una economía cerrada cuando la inflación es producto del exceso de demanda que provoca el sorpresivo aumento de la cantidad de dinero), sino poniendo orden en las finanzas del país emisor de la moneda de intercambio. Es la debilidad del dólar producto de la impresión sin control de billetes para financiar los cuantiosos déficit del gobierno de Bush, lo que está llevando al mundo por el despeñadero. De hecho, el Tesoro estadounidense no entrega la cifra de M3 (la cantidad de dólares) desde el año 2005. Nadie sabe cuantos dólares hay en el planeta, y mientras esa economía no se ordene seguiremos en el fuego cruzado de la inflación, el desempleo y la recesión. Esta vez el efecto dominó creará una brutal fisura en la estructura económica mundial, de la cual como siempre los más perjudicados serán los pobres del mundo.

martes, 4 de marzo de 2008

FUNDAMENTALISMO ECONÓMICO

Pocos saben que fue precisamente en Estados Unidos donde se acuñó el término fundamentalismo, y no referido, como se podría pensar, a las corrientes islámicas, sino para designar a posturas y organizaciones cristianas.

El fundamentalismo surgió en Estados Unidos a mediados del siglo XIX dentro de las Iglesia Protestante, como movimiento conservador, y fue tomando forma con una serie de conferencias, la primera de las cuales se celebró en 1876, para el centenario de la Nación, en las que se abogaba por una interpretación literal de la Biblia, rechazándose la utilización de los géneros literarios y toda conciliación entre el conocimiento científico y las ideas y doctrinas religiosas. El nombre lo recibe de la publicación de doce libros, denominados fundamentos.

Las ideas defendidas por los fundamentalistas, aunque a veces con otro nombre, han estado presentes en la historia de todas las religiones y en casi todas ellas se ha producido en el pasado la identificación del orden político y del religioso. Identificación que no se alcanza en la equivalencia, sino más bien en la absorción del primero por el segundo, es decir la política como un servilismo de la religión.

Hoy en día, sin embargo, la mayoría de las sociedades -con la excepción del mundo islámico- se han secularizado. El fundamentalismo religioso casi ha desaparecido del ámbito occidental, convirtiéndose en un fenómeno marginal. Ha surgido, sin embargo, otro tipo de fundamentalismo: el económico. Y es esa teoría económica llamada neoliberalismo, la que pretende ocupar el puesto que antes se asignaba a la religión, exigiendo el mismo grado de adhesión e imponiendo sus dogmas con idéntica fuerza y autoritarismo, de manera que a sus exigencias se supedite incondicionalmente cualquier otro razonamiento.

Si por algo se caracteriza el mensaje económico del neoliberalismo ha sido por las continuas insinuaciones de estar realizando la única política económica posible. No existe otra alternativa, se afirma a menudo en forma rotunda. Se niegan los márgenes de libertad y se nos pretende hacer creer que la economía es una ciencia exacta, más allá de las preferencias políticas. Frases como aquella de "Gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones", o la de que "No se puede repartir miseria y hay que engordar la torta antes de distribuirla", o "Cuando baja la marea se ve quien tenía bien puesto el traje de baño", tienen como objeto trasladar a la opinión pública la idea de que la eficacia y el crecimiento son la finalidad última de la política económica, y que la equidad y la igualdad suelen ser obstáculos a la hora de conseguir esos objetivos. Frente a esos planteamientos la economía tiene sus leyes rígidas y uniformes, y el pluralismo ideológico y político debe sucumbir ante la verdad técnica de las soluciones económicas.

Lo cierto es que el modelo actual hace agua por todos lados. El neoliberalismo no es solución a los problemas de desigualdad y exclusión. Sin embargo, para muchos, incluído el Gobierno, la economía es a la política como en la Edad Media la teología era a la filosofía. La teología se fundó en una pretendida verdad inmutable, y mataba y destruía por seguir esa verdad. Hoy es esa supuesta verdad de la ciencia económica, esa supuesta mano invisible, la que permite destruir países y culturas completas. Ayer se decía que la filosofía debía ser "ancilla Theologiae", hoy no se dice, pero sí se piensa que la política debe ser "ancilla Economiae", es decir la política como "mero sirviente" de la economía.

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