jueves, 27 de febrero de 2025

Steve Bannon: el arquitecto ideológico del trumpismo


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Stephen Kevin Bannon es una de las figuras más controvertidas e influyentes de la política estadounidense contemporánea. Exbanquero, productor de cine y exredactor en jefe del influyente Breitbart News, fue uno de los estrategas clave de Donald Trump durante su primera campaña presidencial y su gobierno. Bannon dejó una huella indeleble en el movimiento Make America Great Again (MAGA), siendo, de hecho, su inspirador ideológico y arquitecto. Sus ideas basadas en el nacionalismo económico, el antiglobalismo y el populismo se convirtieron en los cimientos de la filosofía política del trumpismo.

Steve Bannon nació el 27 de noviembre de 1953 en Norfolk, Virginia, de padres católicos irlandeses. En su carrera ha sido polifacética: sirvió como oficial en la Marina estadounidense, trabajó como banquero de inversiones en Goldman Sachs, luego en una producción cinematográfica de Hollywood y, finalmente, se convirtió en magnate de los medios de comunicación y estratega político. Bannon se hizo más conocido como presidente ejecutivo de Breitbart News, un sitio web que él mismo describió como «una plataforma para la derecha alternativa». Su enfoque del periodismo era intransigente: Breitbart se convirtió en la voz de las ideas conservadoras y resonó entre millones de estadounidenses descontentos con el establecimiento liberal globalista.

Breitbart News Network fue fundada en 2007 por el periodista, escritor, empresario y magnate de los medios de comunicación estadounidense Andrew Breitbart. Tras su muerte en 2012, Steve Bannon se convirtió en presidente ejecutivo y transformó el sitio en una poderosa plataforma de ideas conservadoras, populistas y defensora del movimiento MAGA. Breitbart es conocido por criticar a las élites liberales y promover una agenda antiglobalista. Este sitio, bajo la dirección de Bannon, desempeñó un papel clave en la campaña de Trump del 2016, convirtiéndose en el portavoz de los «estadounidenses olvidados» y de una amplia audiencia del «corazón de Estados Unidos».

En agosto de 2016 Bannon se convirtió en jefe de gabinete de Donald Trump, sustituyendo a Paul Manafort. Con su genialidad estratégica ayudó a cambiar el rumbo de la campaña en los Estados indecisos, asegurando la victoria electoral de Trump.

Tras su investidura en enero de 2017 Bannon asumió el cargo de estratega jefe de la Casa Blanca y se incorporó al Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., aumentando aún más su influencia. Sin embargo, su estancia en la Administración fue efímera: en agosto de 2017 dimitió en medio de conflictos internos y protestas en Charlottesville. El propio Trump explicó en broma la dimisión de Bannon diciendo que acudía constantemente a las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional con libros filosóficos que le interesaban más que la agenda que se estaba discutiendo. A pesar de su dimisión, Bannon siguió apoyando a Trump y a MAGA, manteniéndose activo en el ala conservadora de la política estadounidense.

Los principios ideológicos de Bannon se constituyen alrededor de unos cuantos principios cuya descripción haremos a continuación: el primero de ellos es el tradicionalismo. El tradicionalismo es una escuela filosófica (R. Guénon, J. Evola y otros) que considera que la civilización occidental moderna es producto de la degeneración y la perversión, de la pérdida de los valores tradicionales y de las instituciones sagradas. Benjamin Teitelbaum en su libro The Battle for Eternity. Inside the Right-Wing Centre of Influence on World Politics, dedicado a Bannon, al igual que al filósofo brasileño Olavo de Carvalho y su servidor, sostiene que Bannon, al igual que otros tradicionalistas, rechaza la modernidad – la democracia, el progreso, la globalización – y aboga por un retorno a los valores eternos y al orden jerárquico.

Teitelbaum cree que Bannon absorbió estas ideas durante sus estudios en Harvard y más tarde durante su trabajo en Breitbart. Bannon ve la historia como un proceso cíclico en el que la edad oscura moderna debe dar paso al renacimiento de una nueva edad de oro. Fue Bannon quien introdujo en el trumpismo las ideas de Strauss-Howe sobre los ciclos de la historia estadounidense, donde el presente debe pasar del Cuarto Giro (que se corresponde con la Crisis) a un nuevo Primer Giro (que se corresponde con lo Alto). Fue de esa manera que Bannon vinculó en su visión del mundo los grandes ciclos del tradicionalismo clásico con los pequeños ciclos de la sociología estadounidense.

Bannon defiende el nacionalismo económico, la protección de los trabajadores y la industria estadounidenses mediante el proteccionismo, la restricción de la inmigración y la oposición a la globalización. Cree que el libre comercio y la mano de obra barata extanjera están destruyendo a la clase media estadounidense. Teitelbaum subraya que Bannon utiliza el tradicionalismo para justificar sus ideas antiglobalistas. Defiende un mundo de naciones soberanas, cada una conservando su propia identidad cultural, en contra del universalismo, el liberalismo y el «cosmopolitismo ateo».

De allí que se haga eco de las iniciativas de Trump como el muro en la frontera con México o la expulsión de los musulmanes. Al mismo tiempo, es revelador que Bannon en su programa «Warroom» hable con iconos ortodoxos en el fondo y considere que EE.UU. y Rusia son dos posibles aliados en la lucha contra las élites globalistas.

Según Bannon, la globalización es un «proceso artificial» que puede y debe invertirse. Critica a las empresas transnacionales, en particular a las chinas como Huawei, por intentar dominar la economía mundial a expensas de los intereses estadounidenses. A ojos de Steve Bannon los globalistas representan un club internacional cerrado unido por ideas e intereses comunes perversos, una especie de prototipo del Gobierno Mundial, que a ojos de los cristianos coincide con el Reino del Anticristo, y en la filosofía tradicionalista con la «contrainiciación», es decir, sectas conscientemente satánicas que conformar la «élite mundial».

Bannon se ve a sí mismo, así como a Trump y a otros tradicionalistas, como líderes de una «Revolución Conservadora» contra el Estado profundo de Washington y las élites liberales. Su retórica apela a menudo a los «estadounidenses olvidados»: los trabajadores y la gente del campo. Bannon les promete a los estadounidenses de a pie una total transparencia, abogando por la desclasificación de documentos gubernamentales y luchando contra la corrupción en las más altas esferas del Gobierno, viendo en ello una forma de restaurar la confianza de la gente en el Estado.

Una de las ideas prácticas de Bannon es desmantelar las estructuras burocráticas, que considera instrumentos de opresión del pueblo. Teitelbaum cita el discurso de Bannon en la Conferencia de Acción Política Conservadora de 2017, donde prometió «deconstruir el Estado administrativo.» Esta visión surge de un desdén tradicionalista por las instituciones modernas y un deseo de devolver el poder a los líderes carismáticos meritocráticos y «naturales». Bannon apoya la preservación de los «valores tradicionales estadounidenses» y se opone al multiculturalismo. Combina su fe católica con un interés por las religiones orientales (por ejemplo, el hinduismo), algo poco habitual entre los conservadores estadounidenses corrientes. Se ve a sí mismo como participante en un «conflicto de civilizaciones», defendiendo el «Occidente judeocristiano» contra el liberalismo globalista, pero también contra el Islam y la China comunista.

Todas estas ideas se reflejan en el movimiento MAGA que Bannon ayudó a formar. Desde el principio, Bannon vio a Donald Trump como una figura capaz de «romper sus cadenas» e implementar un cambio radical frente a la corrección política y el compromiso con las autoridades gobernantes.

No se puede exagerar el papel de Bannon en el éxito electoral de Trump. En 2016 Banon se hizo cargo de su campaña en un momento en que los índices de popularidad de Trump caían en picado. Bannon se apoyó en una retórica agresiva, centrada en la inmigración y la economía, e hizo un uso masivo de las redes sociales para movilizar a sus partidarios. Tras abandonar la Casa Blanca, regresó a Breitbart, para continuar impulsando la agenda MAGA a través de los medios de comunicación.

En 2024, tras su salida de prisión (donde cumplía una condena de cuatro meses por el cargo totalmente ridículo y prolongado de «desacato al Congreso en relación con la investigación del asalto al Capitolio»), Bannon se implicó activamente en el apoyo al segundo mandato de Trump. Se convirtió en uno de los arquitectos de un plan de reforma que, según él, cambiaría radicalmente Estados Unidos y el mundo.

Tras la victoria de Trump, Bannon se convirtió en una figura importante de la trad right, declarándose abiertamente un «nacional populista» (por oposición a los conservadores clásicos del sistema dentro del Partido Republicano y los neoconservadores).

Su influencia también se hizo notar durante su conflicto con Elon Musk, que representa el otro polo de MAGA, compuesto por los magnates tecnológicos de Silicon Valley: la derecha tecnológica. Musk ha sido un ferviente partidario de la idea de los visados para trabajadores extranjeros profesionales altamente especializados, los visados H-1B. Bannon lo criticó públicamente por ello, exigiendo que se tuvieran primero en cuenta los intereses de los nativos estadounidenses, que tienen derecho a cuotas prioritarias en profesiones muy bien pagadas. Bannon acusó a Musk de «tecnofeudalismo» y de intentar sustituir los intereses nacionales por el beneficio personal. Bannon reprendió a Elon Musk por querer enriquecerse a sí mismo en lugar de a los Estados Unidos y prometió limitar la influencia de Musk en la Casa Blanca, argumentando que «MAGA no es para millonarios». Musk reaccionó inicialmente con dureza a las críticas de Bannon, pero tras recibir un aluvión de mensajes de apoyo a Bannon por parte del electorado de MAGA, cambió bruscamente de postura y se dedicó a otros temas. El conflicto se resolvió a favor de la posición de trad right. A finales de 2024, Steve Bannon concedió una entrevista de una hora a Stephen Edgington, periodista de The Daily Telegraph, que se convirtió en uno de sus discursos más comentados tras su salida de prisión. La entrevista, publicada en YouTube, ha atraído tanto a partidarios como a detractores de MAGA. Este es un resumen de lo más importante:

Bannon dijo que Trump tiene la intención de «eliminar a la bestia» en su segundo mandato, lo que significa un ataque frontal contra todos sus opositores políticos y el Estado profundo. Subrayó que la victoria de Trump en 2024 es «la derrota definitiva de las élites liberales». Bannon dijo que Trump era un «Andrew Jackson del siglo XXI», haciendo alusión al presidente que hizo reformas radicales en Estados Unidos durante el siglo XIX. También subrayó que los próximos cuatro años serán una «época de limpieza» en la que se destruirán viejas estructuras y se construirán otras nuevas sobre la base del nacionalismo y el populismo. Una de las ideas clave expresadas por Bannon durante la entrevista fue la desclasificación de documentos relacionados con las actividades de las agencias de inteligencia, el FBI y la CIA. Cree que esta «limpieza» permitirá a los estadounidenses ver la «traición de las élites» y reforzará la confianza en la administración Trump. Bannon defendió su postura antiglobalista diciendo que China era «la principal amenaza para la soberanía estadounidense». Pidió una guerra económica con Pekín, incluyendo nuevos aranceles y restricciones a las empresas chinas.

Bannon mencionó sus planes de crear una «internacional conservadora» en Europa, apoyando a líderes como Giorgio Meloni en Italia y Viktor Orban en Hungría como aliados de MAGA. También mencionó a Alternativa para Alemania, Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Holanda, Nigel Farage en Gran Bretaña y Calin Georgescu en Rumanía. Resulta significativo que esta posición sea apoyada por Elon Musk, el vicepresidente J.D. Vance y el mismo Trump, quien, desde el momento de la toma de posesión, comenzó a ponerla en práctica apoyando activamente a los populistas de derechas en Europa. Pero fue Bannon quien inicialmente y de forma coherente planteo esta idea, que ahora se ha convertido en la política oficial estadounidense hacia Europa.

En una entrevista con Stephen Edgington, Bannon mencionó el Proyecto 2025, que se dio a conocer gracias a uno de sus autores, Russell Vought, por el verano de 2024. Este documento describía una secuencia de reformas radicales tras la llegada de Trump al poder, que incluían la abolición de la USAID, la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), auditorías a la CIA, el Pentágono, la fiscalía, la Reserva Federal, el Tesoro, los ministerios de Educación, Sanidad y Apoyo Social, la apertura de causas penales contra la cúpula del Partido Demócrata estadounidense y sus dirigentes y la publicación de las listas completas de los participantes en orgías las pedófilas llevadas a cabo en la isla de Jeffrey Epstein. En su momento, Trump desestimo este documento, calificándolo de «falso». Pero inmediatamente después de su toma de posesión empezó a actuar estrictamente según lo estipulado allí y Russell Vought ocupó un puesto importante en su nueva administración.

Es muy probable que esta filtración fuera hecha para tantear la reacción de la población estadounidense y es probable que el mismo Steve Bannon (junto con otras figuras clave del trumpismo como Peter Thiel) participara en la preparación de ese documento.

Steve Bannon sigue siendo una de las figuras más pintorescas de la política estadounidense, cuyas ideas y acciones siguen marcando la trayectoria del movimiento MAGA. Su apoyo a Trump no es solo una alianza estratégica, sino un sustento ideológico basado en el hecho de que comparten las mismas ideas sobre Estados Unidos como un país libre de las garras globalistas y del control de las élites liberales. La entrevista con Stephen Edgington demostró que Bannon no tiene intención de echarse atrás: se ve a sí mismo como el arquitecto de una nueva época y está dispuesto a luchar por sus creencias.

Está claro que él es el principal ideólogo del trumpismo, el profeta de la edad de oro de la grandeza estadounidense. Steve Bannon no va a pasar desapercibido e intentará asumir el papel que en los albores del Imperio Romano desempeñó Virgilio en relación con Augusto. El papel de Augusto lo reivindica sin duda Donald Trump.

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