jueves, 13 de diciembre de 2018

Amenazas de despidos masivos en las plantas de la GM y Ford en Europa

Marianne Arens, wsws

Trabajadores automotores de todo el mundo se enfrentan a recortes de empleo y ataques drásticos. Mientras General Motors (GM) ha anunciado el cierre de cinco plantas en los EEUU y en Canadá, con casi 15.000 despidos de trabajadores jornaleros y asalariados, Ford también está preparando grandes recortes de empleos.

Un analista del banco de Wall Street Morgan Stanley les dijo recientemente a los inversores que espera que Ford recorte por lo menos 25.000 empleos en todo el mundo, y que la mayor parte de su “programa de idoneidad” de €10 billones está destinada a Europa. En septiembre, la patronal de la Ford en Dearborn, Michigan y Colonia, Alemania, indicó que recortarían hasta 24.000 empleos en las plantas europeas de la Ford.

Con la espada de Damocles colgando encima de la cabeza de los trabajadores automotores, el silencio del sindicato IG Metall y sus consejos de trabajo en Alemania ha sido llamativo. Ni en Colonia ni en Saarlouis los funcionarios de IGM han advertido a los trabajadores de las drásticas reestructuraciones que están por azotarles, mucho menos han preparado a los trabajadores para ir a la huelga para resistir esas medidas. Por el contrario, los sindicatos y los consejos de trabajo están colaborando con la patronal a puertas cerradas para trazar planes para restaurar la rentabilidad y preservar las ganancias de los accionistas a expensas de los trabajadores.

En toda Europa, Ford ya ha anunciado recortes en Francia y en el Reino Unido. El 8 de noviembre, Ford Reino Unido anunció el cierre de su sede en Brentwood, el centro de sus operaciones británicas durante 50 años, eliminando 1.700 empleos. Para finales de septiembre de 2019, todas las actividades del Reino Unido van a concentrarse en Ford Dagenham y Ford Dunton en Basildon.

En Francia, Ford planea cerrar su planta en Blanquefort cerca de Burdeos para fines del año que viene, eliminando los empleos de alrededor de 900 trabajadores. Hay una oposición creciente a este cierre, y cientos de trabajadores de Ford Blanquefort están participando en las recientes protestas de los “chalecos amarillos” en el centro de Burdeos.

Hasta el momento, se ha publicado poca información concerniente al futuro de las plantas en Alemania, pero hay señales claras de que los recortes de empleo son inminentes. En Colonia, 18.500 trabajadores producían el Ford Fiesta, y en Saarlouis cerca de 6.000 producen el nuevo Ford Focus. Sin embargo, los contratos para 300 trabajadores temporales han sido rescindidos en Colonia, y otros 60 se espera que pierdan el empleo para finales de año. El trabajo por breves períodos es inminente para 2019, e incluso hoy, especialmente en Saarlouis, se han convocado repetidamente días sin producción.

Al mismo tiempo Ford está invirtiendo €200 millones en Craiova, Rumanía, para hacer fabricar otro modelo allí. El número de trabajadores de la Ford en Rumanía va a incrementarse en entre 1.500 y 6.000. Los trabajadores allí sufren condiciones de trabajo esclavo y a algunos se los engatusa con salarios de apenas €300. Hace un año, en diciembre de 2017, 4.000 empleados en Craiova intentaron evitar la imposición de un nuevo convenio colectivo respaldado por el sindicato yendo a la huelga por su cuenta. Desde entonces, las primas por horas extra han sido reducidas y los trabajadores han sido forzados a aceptar nuevos modelos de turno “flexibles”.

Los ataques inminentes a los trabajadores de Ford son parte de una nueva ronda de reestructuración de la industria automotriz global que también afectará a Opel y a Volkswagen en Alemania. Desde la adquisición por parte de PSA (el conglomerado francés que produce los coches Peugeot y Citroën), se han implementado recortes y ataques paso a paso en Open. Como el analista industrial Ferdinand Dudenhöffer observó, la junta de Opel y los sindicatos “deliberadamente no han dado todo a conocer de una vez” porque “se habría temido desencadenar una huelga o una revolución”.

El mes pasado, cientos de trabajadores británicos fueron espontáneamente a la huelga después de que delegados sindicales del sindicato Unite les informaran de que se recortarían 241 empleos para finales del año próximo en la planta Ellesmere Port cerca de Liverpool, donde se producen los modelos Vauxhall y Opel Astra.

Los trabajadores de Volkswagen no están seguros. VW está barajando construir más coches en los EEUU para evitar aduanas y otros controles de importación. El Grupo VW actualmente está considerando una sociedad con Ford para utilizar sus instalaciones de producción estadounidenses. Se espera que las dos compañías hagan un gran anuncio al respecto en algún momento en enero.

Según una noticia de la CNBC, titulada “Que Ford y VW consideren una alianza expansiva tendrá su eco probablemente en la industria automotriz de todo el mundo”, las compañías están considerando compartir plantas en los EEUU y en otros mercados y “combinar operaciones de mercadeo y distribución”, en condiciones en las que Ford domina en los EEUU y VW en Europa y China.

Puede que las compañías también trabajen juntas en otras áreas, como el mercado en auge de los camiones livianos, que es uno de los puntos fuertes de Ford. “Quizás la colaboración de mayor alcance sea una sociedad entre Ford y Volkswagen para el desarrollo de vehículos autónomos y eléctricos”, comentaba la noticia.

Tal colaboración, y la ola de fusiones y adquisiciones que seguirían pronto, amenazaría los empleos de miles de trabajadores —tanto la producción como también ingenieros, diseñadores, vendedores y otros trabajadores de cuello blanco— al intentar los gigantes del automóvil eliminar “indemnizaciones por despido” y hacer que todavía más dinero esté disponible para los accionistas adinerados.

El desarrollo de la nueva tecnología eléctrica, el escándalo de las emisiones del diesel, el Brexit, la guerra comercial y una crisis económica general —la patronal y los funcionarios sindicales usan todos estos factores para justificar ataques todavía más salvajes a los trabajadores automotores. Para luchar, los trabajadores tienen que construir nuevas organizaciones de lucha, independientes de IG Metall, la United Auto Workers y otros sindicatos procapitalistas y nacionalistas, y vincular sus batallas por encima de las fronteras nacionales.

El comienzo de una nueva reestructuración de la industria automotriz mundial plantea la necesidad de una alternativa socialista e internacional. Solo si los trabajadores se unen internacionalmente y luchan para tomar las industrias en sus propias manos pueden defender sus derechos y sus empleos y usar los avances tecnológicos y la interconectividad mundial para beneficio de toda la población trabajadora.

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