martes, 5 de mayo de 2015

Los nocivos efectos de los tratados de libre comercio

Andrés Peñaloza, Alainet

En abril se reportaron protestas internacionales contra los tratados de libre comercio (TLC´s), esas malditas constituciones que otorgan plenos derechos y garantías a los inversionistas privados y empresas transnacionales pero nulas obligaciones.

Los convocantes –fundamentalmente organismos no gubernamentales, sindicatos y partidos políticos en 45 países- pronosticaban unas 750 acciones alrededor del orbe. Aunque la mayoría de manifestaciones se registraron en ciudades europeas como Berlín, Múnich; Leipzig, Stuttgart, Francfort, Madrid, Varsovia, Praga, Helsinki, entre otras, también se habían planeado acciones en ciudades de Estados Unidos, Brasil, Colombia, Burkina Faso, Zimbabue, Pakistán y Bangladesh.

En países de la Unión Europea crece el rechazo social a las negociaciones gubernamentales-corporativas, para suscribir un Tratado de Libre Comercio e Inversiones Trans-Atlántico entre los Estados Unidos y la Unión Europea (Transatlantic Trade and Investment Partnership –TTIP-), dirigido a socavar derechos humanos, ambientales, de cuidado a la salud y al consumidor, de democracia y soberanía, mediante la supresión de las barreras aduaneras, liberalizaciones en servicios y homologación normativa entre Estados Unidos y Europa.

Además del TTIP, las convocatorias llamaban a protestar contra otros tratados de libre comercio como el tratado en comercio de servicios (en inglés Trade in Services Agreement, TISA de la Organización Mundial de Comercio –OMC-), un acuerdo para liberalizar el comercio de servicios que afecta a 23 países, incluidos Estados Unidos, la UE, Uruguay, México, entre otros.

En México, la resistencia a los TLC´s se produjo desde el momento en que se hicieron públicas las intenciones de adherir al país a la zona de libre comercio establecida por Estados Unidos y Canadá en 1989. Una vez concretado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el alzamiento zapatista en el sureste mexicano el 1 de enero de 1994, fecha en que se prometía el ingreso al “primer mundo” con la entrada en vigor de este tratado de muerte, saqueo, militarización y sufrimiento para millones de compatriotas pero también de herman@s centroamerican@s que intentan todos los días cruzar la frontera hacia los Estados Unidos.

¿Dónde están los empleos seguros y bien pagados y sus beneficios multiplicadores que iban a traer las inversiones extranjeras y el comercio liberalizado en los TLC´s? Se preguntan, sin saber pero intuyendo las respuestas, los más de un millón de damnificados del libre comercio que intentan abrazar el “sueño americano” devenido en víacrucis y a menudo en un verdadero infierno.

Justo el sábado 18 de abril, coincidente con la jornada internacional contra los TLC´s y los Tratados Bilaterales de Inversión –TBI- (en México conocidos como APPRIS: acuerdos de promoción y protección recíproca de inversiones) arribó el contingente del Víacrucis del Migrante Fronteras Aliadas, encabezando por el cura Alejandro Solalinde y unos 300 migrantes, en su mayoría de países del istmo centroamericano, a la basílica de Guadalupe.

Tras sortear los intentos policiacos para impedirles salir de Ixtepec, Oaxaca hacia la capital mexicana los participantes en el Víacrucis del Migrante Fronteras Aliadas cargan cruces de madera para simbolizar el martirio que les representa la política migratoria teleciana, actualmente expresada en el Plan Frontera Sur, y denunciar los atropellos, vejaciones, violaciones, secuestros y asesinatos de los que son víctimas, al transitar por suelo mexicano, cuyo gobierno ha criminalizado al migrante al asumir dócilmente el papel de contención impuesto por el gobierno estadunidense en el marco del TLCAN y su extensión militar, conocido eufemísticamente como Alianza para la Prosperidad de América del Norte (ASPAN).

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