sábado, 18 de octubre de 2014

Alemania y Francia ante el riesgo de una década perdida

Frente a la amenaza de un estancamiento económico prolongado, el ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, y su homólogo galo, Emmanuel Macron, han solicitado consultas a dos profesores de la Escuela Hertie de Gobernación en Berlín: el economista francés Jean Pisani-Ferry y su colega alemán Henrik Enderlein, en cartas separadas a las que tuvo acceso el diario The Wall Street Journal. Europa corre el riesgo de una década perdida con bajo crecimiento, deflación, alto desempleo y alto endeudamiento .

La tarea de los expertos es medir los riesgos de estas tendencias recesivas, e identificar una estrategia que ayude a cerrar la brecha entre las posturas de los dos gobiernos en sus respectivas políticas económicas para reanimar el crecimiento. Más precisamente, deberán identificar las iniciativas que Berlín y París tendrán que llevar a cabo para el 2017 con el fin de modernizar y reforzar sus economías. Las estadísticas actuales revelan que Europa ha caído en la trampa 3D, de Deflación, Deuda y Desempleo, lo que afectará el consumo, la inversión y el crecimiento.

Según la cifra del Ministerio de Economía de Alemania, la producción industrial en el país se redujo en agosto en un 4 por ciento: es la caída más drástica desde enero del 2009. Los volúmenes de órdenes industriales bajaron un 5,7%, también batiendo los récords del año 2009. "No hay recesión en Alemania, se trata de una ralentización del crecimiento", insiste a nivel oficial el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. "Nosotros, en Alemania, no tenemos razón para una hipérbola nerviosa e histérica", subraya y pronostica un crecimiento del PIB del 1,5% para este año.

En cuanto a Francia, el nivel de los precios del consumidor en septiembre siguió bajando y se redujo en un 0,4% respecto a agosto, según informa el Instituto Nacional de Estadísticas (Insee). La inflación batió el récord de octubre del 2009, cuando en el país había deflación. Según los pronósticos de la Comisión Europea, en 2015 la inflación anual en Francia tampoco acelerará mucho y llegará solo al 1,1%.

Con todo esto, París encabeza la coalición de los países de la UE que abogan por liberalizar las políticas del Banco Central Europeo y una estimulación más activa del consumo. Su otro blanco es suavizar las regulaciones para los presupuestos: corresponder a los niveles dictados del déficit desemboca en reducir los gastos, lo que agrava la situación con la demanda consumidora. Berlín, a su vez, está totalmente en contra de la estimulación activa a la economía de la zona euro por parte del BCE y rechaza la idea de los eurobonos.

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