domingo, 24 de noviembre de 2013

Salario máximo. Una iniciativa audaz para acabar con las pagas excesivas de los grandes ejecutivos


Sam Pizzigati, Sin Permiso

Algo sorprendente está ocurriendo en Suiza. Por primera vez los votantes de una nación desarrollada van a votar para crear lo que en esencia equivale a un “salario máximo”. El voto tendrá lugar este domingo, 24 de Noviembre, en una iniciativa legislativa que prohíbe a cualquier ejecutivo de una empresa suiza retribuciones que sobrepasen 12 veces el salario de un trabajador.

Efectivamente, bajo esta “Iniciativa 1:12 para una paga justa” ninguna compañía suiza podría pagar en un mes a sus altos ejecutivos más de lo que los trabajadores con el salario más bajo de la empresa ganan en un año.

Actualmente, las empresas suizas pagan a sus altos dirigentes más generosamente que las demás naciones de la Europa continental. En el gigante farmacéutico Roche, la paga de un alto ejecutivo equivale a 236 veces el salario más bajo de la firma. En Nestlé, la brecha alcanza a 188 veces.

Estos grandes márgenes llamaron la atención, hace cuatro años, de los activistas de Juso, la rama joven del partido socialdemócrata suizo. Los activistas sintieron que crecía el malestar público respecto a un sistema empresarial de retribución en el que, tal como declaraba recientemente a Too Much el ex presidente de Juso, Cédric Wermuth, “ejecutivos codiciosos ganan millones mientras otra gente no gana lo suficiente para vivir”.

Juso decidió desafiar directamente la desigualdad retributiva empresarial, a través del proceso de iniciativa de “democracia directa” de Suiza. En el actual sistema legislativo suizo, las proposiciones que obtienen 100.000 firmas pueden generar un referéndum nacional.

En el actual sistema legislativo suizo, las proposiciones que obtienen 100.000 firmas pueden generar un referéndum nacional

La iniciativa “1:12”, organizada por Wermuth y su vicepresidenta de Juso, Mattea Meyer fue ganando un amplio apoyo sindical y el de los dos principales partidos progresistas de Suiza, los Social-demócratas y los Verdes.

La primavera pasada, el trabajo de 1:12 consiguió suficientes firmas para una votación y desde entonces la Suiza de las grandes corporaciones no ha parado de atacar febrilmente la iniciativa.

Cualquier acción que limite la paga de los altos ejecutivos a 12 veces el salario de un trabajador, ataca SwissHoldings, la federación de multinacionales con sede en Suiza, constituiría “un ataque frontal a la libertad” – y también a la “prosperidad”! Si la medida es aprobada, declara el manifiesto anti-1:12 de SwissHoldings, “la mayor parte” de los 57 gigantes empresariales de Suiza “se verán forzados a reestructurarse y a desplazar parte de sus empresas al exterior ”.

Un legislador suizo, Ruedi Noser, de Zurich, ha llevado la histeria a un nivel todavía más elevado. Afirma que votar “si” a la proposición 1:12, convertiría a Suiza en la “Corea del Norte de Europa”.

Pero la sociedad suiza, contraatacan los defensores de la 1:12, ha funcionado bastante bien en un pasado no tan lejano, con márgenes bastante estrechos entre las retribuciones de los ejecutivos y las de los trabajadores. En 1984, señala el think tank suizo Denknetz, los altos ejecutivos en Suiza solo cobraban, en promedio, seis veces más que el trabajador suizo medio.

Hoy en día muchos suizos todavía recuerdan aquellos tiempos más igualitarios, razón por la cual los titulares acerca de las retribuciones de los ejecutivos en el siglo XXI - como los 100,5 millones $ que se embolsó el alto directivo del Credit Suisse Brady Dougan en 2010 – indignan tanto a la opinión pública.

En 2007 los altos ejecutivos de la nación cobraban en promedio 56 veces más que un trabajador medio. Pero las grandes compañías pagan a sus ejecutivos mucho más, señala la federación de sindicatos suiza y estos ejecutivos intentan desesperadamente continuar con su chollo de tren de vida. Nestlé, la farmacéutica Novartis y otras compañías suizas han estado bombardeando a sus empleados con cartas en las que advierten de los peligros que representa la 1:12.

Los ejecutivos de las corporaciones suizas lanzaron un bombardeo político similar a principios de este año cuando el “moscardón corporativo” (corporate gadfly) [1] Thomas Minder, un empresario de éxito, lideró una campaña para otorgar a los accionistas más poder sobre la retribución de los altos ejecutivos – y prohibir nuevas contrataciones y cláusulas de blindaje.

Las multinacionales suizas se opusieron agriamente a la propuesta de Minder. Pero de todas formas su iniciativa fue aprobada el pasado marzo con un sorprendente 67,9% del voto.

Los intereses corporativos no tienen que revelar la cantidad de millones que están dedicando a la campaña para abortar la iniciativa 1:12. Algunos observadores estiman que los oponentes de la iniciativa pueden estar gastando 50 veces más que sus defensores.

Hay que añadir al gran redoble de tambores contra la 1.12: la oposición oficial del Consejo Federal de Suiza, el gabinete ministerial del país. Por otra parte, los medios de comunicación suizos han sido también abrumadoramente hostiles.

Los intereses corporativos no tienen que revelar la cantidad de millones que están dedicando a la campaña para abortar la iniciativa 1:12.

“Ningún gran periódico suizo apoya la iniciativa 1:12” declara a Too Much la activista Mattea Meyer y estima que solamente un 15% de la cobertura mediática principal ha tratado bien el trabajo para limitar las pagas.

Teniendo en cuenta este campo de juego político profundamente desigual, lo que es destacable es que la iniciativa 1:12 continúe siendo competitiva según las encuestas. En Octubre, una encuesta dio como resultado un empate virtual, con un 44% ambos los pro y los contra.

Las encuestas publicadas la semana pasada indican que el lado del “no” gana terreno y los observadores consideran que continua siendo improbable que la ley pase este domingo. Pero sea cual sea el voto, subraya Cédric Wermuth, los igualitaristas han hecho un progreso substancial.

“Hemos lanzado”, señala, “un importante debate sobre la igualdad de salarios y una distribución justa de la renta, un tema considerado tabú anteriormente”.

Los defensores de la iniciativa 1:12 consideran su trabajo como una parte del “contra-proyecto estratégico” ,más amplio, para derrocar los cambios normativos favorables al 1% de arriba, que han hecho de Suiza un país mucho menos igualitario a lo largo de las décadas recientes y los próximos pasos están completando el proceso para el referéndum suizo.

Entre estos próximos pasos: una iniciativa para crear una renta básica mínima para todos en Suiza – equivalente a 2.800 $ al mes – y campañas para establecer un impuesto de sucesiones fuerte y un nuevo impuesto sobre los extranjeros que utilizan a Suiza como paraíso fiscal.

El trabajo para la 1:12 ha generado un debate nacional sobre la distribución de la renta. Los activistas suizos del 1:12 también se ven a sí mismos como parte de un esfuerzo global, y campañas como la 1:12, señalan con orgullo, se han enraizado en Francia y Alemania.

“Estamos en estrecho contacto con ellos”, dice Cédric Wermuth, que es miembro del parlamento federal de Suiza.

Los activistas 1:12 suizos tienen también estrechos contactos con importantes pensadores, a nivel global, sobre la igualdad. Han celebrado conferencias en Zurich, Basilea y Berna, por ejemplo, con el epidemiólogo británico Richard Wilkinson, una de las más renombradas autoridades mundiales en el impacto de la desigualdad sobre nuestras vidas diarias.

El trabajo para la 1:12, declaró Wilkinson en Too Much la semana pasada, ha hecho ya una importante contribución – ayudando al mundo entero a comprender que la actividad empresarial “no debe organizarse como un sistema para la concentración no democrática de la riqueza y el poder”.
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Nota:
[1] El término “Corporate Gadfly” se refiere a un inversor activista que aboga ardientemente por un cambio mediante la utilización de las propuestas de los accionistas. También se distinguen normalmente por su costumbre de asistir a las asambleas de accionistas para cuestionar de forma vociferante a los directivos.

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