jueves, 8 de agosto de 2013

¿Saben algo de economía en el FMI?

En agosto de 2008, un mes antes de la quiebra de Lehman Brothers, y cuando Estados Unidos ya había salido al rescate de Bear Stearns, Fannie Mae y Freddie Mac, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard se despachó un documento sobre El estado de la Macro (es decir, sobre el estado de la macroeconomía y el estudio de los grandes problemas como las crisis y las recesiones) en el cual concluía que "el estado de la macro es saludable". Blanchard señalaba que las batallas de antaño habían terminado y que "se había llegado a una amplia convergencia de visiones", en la cual los problemas económicos estaban bajo control y "los problemas centrales para la prevención de las depresiones económicas habían sido resueltos".
Tras la explosión de los años 70 ha habido una gran convergencia. Si bien durante un tiempo muy largo el terreno se pareció a un campo de batalla, en el cual los investigadores se abrieron en diferentes direcciones y muchos se ignoraron mutuamente... se ha llegado a un enfoque compartido y este enfoque ha surgido de la destrucción de cierto conocimiento erróneo. El estado de la macro es bueno"
Parte del conocimiento erróneo destruido al que se refiere Blanchard, fue fruto de la reconstrucción de los nuevos clásicos, como Robert Lucas, que en 1978 lanzaba su teoría de las expectativas racionales. Como señala Blanchard en su documento, Lucas no anduvo con rodeos:
Que las predicciones de la economía keynesiana han sido extremadamente incorrectas, y que la doctrina en que esas ideas se basan era radicalmente defectuosa, son ahora cuestiones simples y ya no admiten sutilezas en la teoría económica... Este nuevo proceso que iniciamos involucrará necesariamente la reapertura de problemas básicos en economía monetaria que se han considerados cerrados a partir de los años 30, y la reevaluación de cada aspecto dentro del cual se formula la política fiscal y monetaria
Con este golpe teórico comandado por Robert Lucas y las huestes de los nuevos clásicos, desaparecieron de los objetivos de análisis las rigidices nominales, la información imperfecta, el dinero, la curva de Phillips y el problema del empleo. La macroeconomía consideró irrelevante ocuparse de los temas financieros dado que ante mercados perfectos y competencia perfecta el dinero desempeña un rol neutral: "es sólo el aceite del sistema, no la grasa"
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