jueves, 29 de agosto de 2013

Irak 2003 y Siria 2013. Estados Unidos de fraude en fraude: ¿Cuál es el límite?

Juan Francisco Coloane, ArgenPress

Estados Unidos va de 10 en 10 años, en sus intervenciones militares para tener la supremacía a toda costa en la región donde están Siria, Irak e Irán. Y, al unísono, va de fraude en fraude en el plano de la información para justificar sus operaciones.

El “a toda costa” no es gratuito y sin fundamento. En Irak 2003 se intentó implantar la evidencia de armas de destrucción masiva que justificaba la invasión una vez instalada la ocupación (Irak: Bitácora de un Fraude, 2004.Pehuén)

El inspector de armas que comisionó la ONU, Hans Blix, fue tan manipulado por la administración Bush, que nunca pensó en la hipótesis de la implantación. ¿Cómo se iban a descubrir las armas en cuestión, si no estaban? Es grotesco y chistoso si no fuera tan dramático por lo que significó una ocupación devastadora. El fracaso fue la evidencia y quedó demostrado por la cantidad de elipsis en el voluminoso informe al Congreso “The Iraq Sudy Group Report, 2006.

Con Siria, la evidencia del uso de armas químicas por el Ejército Sirio, ha sido implantada después de un largo proceso que comienza a mediados de 2012 y quizás antes. Como el ejército no daba muestras de claudicar, la oposición políticamente no funcionaba y el ejército rebelde era una pantomima de los medios anti Assad, las armas químicas era la carta escondida por si la resistencia a la invasión extranjera con terroristas se prolongaba.

Y así fue. Se prolongó más de la cuenta y allí estaba la asesoría de los servicios respectivos en Israel, Reino Unido, Francia y Estados Unidos, para introducir armas químicas a través de la frontera con Jordania y utilizarlas contra el ejército Sirio y la población Siria opuesta a los rebeldes. Mi experiencia en Damasco y sus alrededores me demostró que cualquier atisbo de neutralidad o apoyo al gobierno era castigado con tortura o asesinato por los llamados rebeldes, que en su mayoría no son más que personal subcontratado por una compleja y sofisticada operación montada en Qatar, Jordania e Israel. Desde estas fuentes provino el personal que ejecutó la operación del fraude en la información al implantar la evidencia haciéndola aparecer como armas químicas utilizadas por el gobierno. El registro de armas químicas procedentes fuera de Siria ha comenzado a aparecer en los medios.

Ese es el desafío de la actual misión de ONU. Debe comprobar no solamente que existan afectados por las armas, o quién las utilizó, sino que se haga una auditoría completa del asunto incluyendo a las autoridades en los gobiernos de Jordania, Israel, Turquía, El Líbano, Irak, Qatar, y Arabia Saudí. La única forma de llegar a la verdad más completa, es a través de una investigación que penetre en el origen de las armas químicas que llegaron a Siria y que se detectan en cuerpos inertes y en población viva, así como en rastros en superficies.

No es fácil para dos semanas de inspección recopilar indicadores contundentes y en medio de una amenaza de atacar Siria con misiles Tomahawk. Este sí que es un factor distorsión, además que no ha habido un cese al fuego, hecho que impide el trabajo normal de una misión. Todo esto forma parte del mismo operativo de entregar el argumento para la intervención militar. Es curioso que exista un Consejo de Seguridad en la ONU de 15 miembros y sólo dos, China y Rusia, reparan en estas aberraciones a los procedimientos y la lógica más básica.

En 2003 fue Irak, en 2013 Siria e Irán tendrá que ser en 2023. Aparte del macabro juego con el tiempo, a Estados Unidos y sus aliados transatlánticos les convenía mas haber derrocado al gobierno Sirio con la figura del terrorismo disfrazado de ejército rebelde y que hubiera ocurrido en no más de un año después del asesinato de Gadafi.

Sin embargo fallaron por cálculos mal hechos y por una pobre información de la inteligencia israelita como británica y estadounidense respecto a la solidez de la cohesión política al interior de Siria, sus instituciones y especialmente el ejército. Sin mencionar el nulo apoyo popular a la incursión extranjera armada con una multinacional del terrorismo, que erróneamente se le puede atribuir exclusivamente al islamismo.

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